lunes, 22 de diciembre de 2008

Cerrado por Vacaciones...

Sí, os he cerrado la puerta: Me voy de vacaciones navideñas, primero a Hamburgo y a partir del viernes a España cañí.
...
¡¡Os deseo a todos/as Felices Fiestas y poronponpero 2.009!!

[hablandoenplatina] vuelve "el año que viene" con más batallitas y más cositas ricas (tengo nuevas recetas para probar "a tutiplé" y seguro que además - como he sido muy muy muy buena este año - Olentzero, el bueno de Nikolaus y los Reyes Magos me traen estupendos gastro-regalos que compartir con vosotros/as en los próximos meses)...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Operación Galleta (IV) - ¡Sobredosis...!



¿Creíais que el señor K. y yo ya nos habríamos aburrido de dar la lata con tanta galletita?

Pues no. Para nada. Ahí seguimos, al pie del cañón navideño-galletil. ¡Ja!

Continuamos... con pastitas de mantequilla. Este tipo de galleta se llama en alemán "Spritzgebäck" (el verbo "spritzen", dependiendo del contexto, viene a significar inyectar o salir a chorro o salpicar...). Y estas galletas se llaman así porque se hacen con manga pastelera.

Aunque también son típicas del adviento y de la Navidad, les faltan todos los ingredientes clásicos de las galletas navideñas (canela, jengibre, clavo, etc...). Es decir, en realidad, son unas pastitas de mantequilla de las de toda la vida y que yo diría que tienen "vigencia" en cualquier época del año.

La baza fuerte de estas galletas es, desde luego, su versatilidad. Una vez hechas, puedes hacer con ellas prácticamente de todo - son perfectas para una sesión de "pimp my cookies", por así decirlo... ;-)

Se pueden "rellenar" (de mermelada, caramelo, mazapán con ron,...) uniendo dos de ellas, se pueden bañar (con chocolate, glasa, etc.), se pueden comer tal cual, mojadas en café o cola-cao, etc, etc etc... Y se puede "adaptar" la masa con gran facilidad (parte con avellanas u otros frutos secos en lugar de almendra, parte a la naranja, parte con cacao). Así hasta hartarse (y de algo así uno nunca se harta).

Ingredientes (salen unas 2 bandejas y media de horno):

  • 60 gr. de margarina
  • 100 gr. de azúcar (se puede poner incluso menos si no nos gustan demasiado dulces)
  • 60 gr. de almendra molida
  • 175 gr. de harina
  • algo de vainilla (mejor natural que en extracto)
  • una pizca de azúcar avainillada
  • ralladura de limón (2 cucharitas de té aprox.)
  • 1 huevo

Cómo se hace:

La masa está lista en un "pispás": Mezclamos bien la margarina con el azúcar y azúcar avainillada hasta que quede cremosa, añadimos la vainilla y ralladura de limón y revolvemos. Incorporamos el huevo y la almendra y, por último, añadimos harina y trabajamos bien hasta conseguir una masa homogénea.

Echamos la masa en una manga pastelera (con boquilla de estrella, pero que sea una boca bastante gruesa) y nos armamos de paciencia: La masa es muy sólida y hay que utilizar bien de fuerza para que vaya saliendo por la boca de la manga. Se pueden formar galletitas estiradas (un chorreón de masa) o redondas o experimentar. También se puede utilizar una máquina/prensa para hacer galletas/churros con sus correspondientes discos intercambiables. Yo no tengo una prensa de esas, así que no queda más remedio que quemar calorías apretando a gusto la manga... ¡uff!

Mientras al señor K. le dio por hacer galletas en forma de raíz matemática (qué psicópata que es este hombre a veces), yo me decanté por palitos "más clasicotes"...


Antes de meterlas al horno es conveniente dejar que la bandeja repose en un lugar frío (o bien el frigo o bien una despensa fresquita o la repisa interior de la ventana mientras esté ésta abierta). Así no corremos peligro de que la masa se "funda" en el horno antes de hacerse.

Horneamos (a entre 180 y 200 grados, depende de vuestro horno) entre 10 y 12 minutos (hasta que estén listas pero sin dejar de tener color claro).

Una vez frías, las decoramos según nos apetezca (con baño de chocolate, etc...).

El trabajo de decorar las galletas de mantequilla ha vuelto a recaer, un año más, en el señor K. - y cuando ví la que había armado, me dí cuenta de que vivo con un cruce entre Dexter y Jackson Pollock. Madre mía, qué ímpetu expresionista-creativo, es que, de verdad, este hombre es tremendo... :D

Hemos hecho la masa esta vez en dos variantes diferentes: Una clásica con limón y almendra y otra cambiando esos ingredientes por avellana y ralladura de naranja. Ambas versiones están muy ricas.
Para decorar hemos utilizado cobertura de chocolate amargo y de chocolate blanco (a veces hemos salpicado las pastas con ellas, a veces las hemos sumergido en una tacita de cobertura fundida), fideos de chocolate y de colorines. En alguna hemos puesto mazapán con ron a modo de "relleno".

Nos ha quedado un surtido fenomenal.

martes, 16 de diciembre de 2008

Operación Galleta (3º parte)

El señor K. en estas fechas se convierte en el monstruo de las galletas: En el de hacerlas... y en el de comérselas, claro. Y yo, he de reconocerlo, le apoyo en esta última tarea con mucho gusto. En conclusión: Nuestras provisiones galletiles han menguado en el curso de una semana de manera alarmante.

La solución: ¡Hornear más!

Hemos vuelto a hacer Spekulatius y Vanillekipferl (siguiendo las recetas del libro de cocina y repostería navideñas "Weihnachtsbackbuch", como la semana pasada) y hemos probado una nueva receta para las Vanillekipferl, esta vez con almendra en lugar de avellanas... El resultado: Con almendras, las medias lunas de vainilla me gustan casi más, quedan más finas de sabor (y en mi horno al menos salen más bonitas porque no son tan propensas a coger color).

Supongo que la mejor opción es hacer ambas variantes y dejar que cada cual decida...

Ingredientes:
  • 200 gr. de margarina
  • 100 gr. de azúcar
  • 100 gr. de almendras molidas
  • 260 gr. de harina
  • media vaina de vainilla (o extracto de vainilla líquido)
  • azúcar glas al gusto (para espolvorear)
  • azúcar avainillada

Cómo se hace:

Mezclamos la margarina con los 100 gramos de azúcar hasta que queden ambas unidas. Añadimos el interior de la vaina de vainilla (o unas gotitas de extracto de vainilla del que venden en el súper). Incorporamos las almendras molidas y vamos añadiendo harina y mezclando bien hasta que quede una masa homogénea y compacta.


Hacemos una bola con la masa y la guardamos, envuelta en papel de aluminio, en el frigorífico. Pasada una hora podemos trabajar la masa para hacer de ella "medias lunas": Vamos quitando pellizcos de la masa y dándoles forma - ¡ojo! esta masa de Vanillekipferl es un poco más difícil de manejar que la hecha a base de avellanas y mantequilla y si no tenemos cuidado, nuestras lunas se romperán...

Metemos las galletas al horno (en una bandeja forrada con papel) que habremos precalentado a unos 180-190 grados y las hacemos unos 10 minutos. Tienen que quedar claritas, sin coger color apenas.

Una vez estén listas y aún sobre la bandeja de horno, las espolvoreamos de azúcar glas mezclado con azúcar de vainilla.
.

Esperamos a que las galletas se enfríen antes de moverlas ya que si las movemos "en caliente" podrían romperse con facilidad.
.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Sobras De Luxe


Debido a nuestro despliegue decorativo-galletil de estas fechas y a la vorágine laboral previa al cierre de año, hay días en esta casa - no sé si a vosotros también os pasa - en los que la cena se improvisa en el último momento.

¿Qué hago yo - supongo que como cualquiera - en el 90% de los casos, cuando me encuentro sola en la cocina con un par de restos de esto y una miseria de lo otro? ¡Un arroz! (Lo reconozco: No se si mi obsesión con el arroz empieza a ser enfermiza...).

Fruto de una de esas emergencias es este risotto de setas y langostinos: Una cena extremadamente rica y nutritiva, hecha de pies a cabeza con sobras. ¡Pero vaya lujazo que resultó de esas sobricas!

Ingredientes:

  • 1 vaso (de agua) de arroz para risotto
  • un puñado de champiñones y un puñadito de setas de cardo
  • media docena de langostinillos que pululaban por el congelador
  • algo de vino blanco
  • 1 cucharada sopera de mantequilla
  • caldo vegetal (cuánto dependerá de la cantidad de arroz)
  • pimienta, opcional: hierbas al gusto (p.ej. albahaca o perejil o cebollino...)
  • 1 ajo y una cebolleta picaditos
  • aceite de oliva
  • queso rallado al gusto (lo que tengáis por ahí: parmesano o grana padano o pecorino, o...)
  • opcional: una cucharada de crème fraîche

Cómo se hace:

Más sencillo, imposible.
.
Picamos el ajo y la cebolleta. Cortamos las setas en trozos "toscos" (me gustan los tropezones en la comida) y los langostinos aún congelados en rodajitas (con ayuda de un buen cuchillo). Tendremos el caldo vegetal caliente a mano preparado para su uso así como la medida de arroz que vayamos a usar.
.
Calentamos el aceite de oliva en una cazuela y rehogamos en él los langostinos troceados (opcional: y rehogados un pelín con zumo de limón) un momentito. Reservamos los langostinos. Al aceite de la cazuela le añadimos el ajo y la cebolleta picados y sofreímos. Añadimos el arroz y le damos un par de vueltas sin que llegue a coger color. Echamos un vasito de vino blanco y dejamos que el líquido se vaya consumiendo y se evapore el alcohol.
.
Es ahora cuando añadimos las setas troceadas y el primer cazo de caldo. El arroz debe quedar justamente sumergido por el caldo. Antes de incorporar más líquido esperaremos a que el anterior se haya consumido. Es importante revolver siempre el arroz durante el proceso para que coja la cremosidad necesaria.
.
Importante es también que el caldo lo tengáis a mano caliente porque con caldo frío pararíamos constantemente la cocción del arroz. La cantidad de cazos de caldo que tendréis que añadirle al arroz dependerá de la cantidad, a mí siempre me sobra algo y suelo decidir a ojo cuando me parece que el arroz está casi-casi-casi hecho.
.
A mitad de la cocción añadiremos los langostinos.
.
Cuando el arroz esté casi en su punto, en el último momento, añadimos la mantequilla y la cantidad deseada de queso rallado y, si queremos, una cucharada de crème fraîche (yo al de la foto no le puse porque no me quedaba). Apagamos el fuego, revolvemos bien y dejamos que repose tapado un par de minutillos. Si vamos a añadirle algo más (yo le pongo por ejemplo pimienta y alguna especia o hierba que tenga a mano), lo haremos también en este último tramo.
.
Rico-rico-riquísimo.

martes, 9 de diciembre de 2008

Operación Galleta (2º parte...)



Si después de hacer las galletas de mi primer post dedicado a las galletas típicas de la Navidad alemana os habéis quedado con ganas de probar más variantes, estáis en el lugar/post perfecto...

Aquí so dejo otra idea - esta vez tocan las galletas "Spekulatius":

Sobre el origen etimológico del nombre para estas galletas hay varias teorías. Lo que parece estar claro es que tiene mucho que ver con la muy navideña figura de San Nicolás (Nikolaus aquí en Alemania y Santa Claus o Papá Noel en otras muchas partes).

San Nicolás (o Nicolás de Bari que es la ciudad italiana donde se encuentran sus reliquias) llegó a ser en su día Obispo (de Mira, en lo que sería la actual Turquía que fue su "país" natal). Pues bien, la palabra griega para lo obispal es "episkopos" (significa algo así como vigilante, supervisor o guarda), su traducción en latín, por otra parte es "speculator" (significado: "el que mira", del término "speculum" que ya sabéis que quiere decir "espejo"). ¡Tatá, ahí tenéis la solución!

Del obispo-episkopos-speculator Nicolás que en Alemania es una figura muy popular en torno a las Navidades a la palabra "Spekulatius" sólo hay un saltito. Además, tradicionalmente las galletas Spekulatius suelen representar escenas navideñas o de la vida del susodicho Nikolaus.

Pues eso, al grano: Ahí va la receta...

Ingredientes (salieron ¡4! bandejas de horno...):
  • 125 gr. de mantequilla
  • 185 gr. de azúcar morena de caña (sin refinar)
  • unos 60 gr. de azúcar blanca
  • unos 60 ml. de leche
  • un huevo
  • entre 250 y 300 gr. de harina (casi diría que directamente 300, si no queda la masa muy muy muy pegajosa)
  • más o menos 1 cucharita de té de levadura o polvo de hornear (Royal)
  • una mini-pizca de sal
  • entre 1 y 1/2 y 2 cucharitas de té de canela molida
  • unas 2 cucharitas de especias para Spekulatius (clavo, cardamomo, nuez moscada, coriandro, ralladura de limón y naranja)

Cómo se hacen:

Para los Spekulatius mezclamos todos los ingredientes en la superficie de trabajo (o primero en un bol hasta que la consistencia sea menos líquida) y amasamos hasta que esté todo bien amalgamado. A mí me salió el sábado un pelín pegajosa, así que fui añadiendo más harina a los 250 gr. iniciales hasta que quedó más manejable.

Dejamos reposar la masa unas 24 horas en un lugar fresco.


Al día siguiente estiramos la masa con un rodillo sobre la mesa enharinada y vamos haciendo las galletas con ayuda de cortapastas con motivos navideños (yo no tengo los moldes típicos de madera con dibujos, así que utilicé mi set galletero-navideño habitual de angelotes, campanas, estrellas, etc.).

... hacer galletas tiene mucho de masacre...

... el señor K. en acción...

Las metemos al horno (precalentado a 180º C) sobre papel de hornear entre 20 y 30 minutos (dependerá de vuestro horno).

Como orientación de cuál debería ser su aspecto final, os recomiendo echarles un vistazo a las Spekulatius de Noema que están perfectas (a lo mejor debería probar su receta que parece más sencilla y evidentemente da mejor resultado).

Las nuestras esta vez han quedado distintas al original, "raritas" (al menos diferentes de aspecto a lo que yo quería) pero de sabor están muy muy muy ricas (creo que me hace falta un horno nuevo... ¡pero ya!...).

Y al paso que nos las estamos comiendo, ejem, voy a tener que hacer más bien prontito porque si no nuestras familias no sé si nos dejarán entrar en casa por Navidad si aparecemos sin galletitas (después del exitazo que tuvieron las del año pasado hasta miedo tengo...)...


No os perdáis las próximas entregas de "Operación Galleta" que tendrán como invitados especiales a "Estrella de Canela" y "Galleta de Mantequilla" y a la combo "Pastas con Relleno de Mazapán"...

Operación Galleta


La Navidad alemana está llena de rituales y tradiciones maravillosas. Todo el país se llena de mercados navideños típicos en los que, entre otras cosas, se puede beber Glühwein (vino tinto especiado con canela, clavo, cáscara de limón y anís estrellado y que se toma caliente), en las casas aparecen coronas de adviento y todos nos ponemos como locos a hornear galletas.

Si queréis saber más sobre el origen de estas tradiciones y ver adornos típicos que se llevan en estas tierras, os recomiendo que os paséis por el blog de Noema ("Intercultura y cocina"), que también vive en Berlín y que está subiendo a la red unas fotos preciosas de la Navidad teutona y ha organizado un Juego de Adviento muy chulo en el que habla del origen de muchas costumbres alemanas de esta época del año: Podéis ver todas sus entradas navideñas (entre las que también hay recetas para hacer galletas)... aquí (para leerlas en el orden correcto tenéis que empezar por abajo e ir subiendo).

A mí, las cosas que más me gustan de estas semanas previas a la Navidad en Alemania son las coronas de adviento con sus velitas y ese toque de "cuenta atrás" que tienen y el hornear galletitas. Toda la parafernalia de las galletas navideñas me parece el no-va-más. Quedar con la familia o los amigos para pasarse el día entero horneando galletas es una cita obligatoria para muchos alemanes. Y si ya hay niños de por medio, ¡ni te cuento! Y qué mejor manera para entretener a los pequeñajos cuando afuera hace frío que darles un cortapastas y dejar que se embadurnen de harina hasta las orejas...

... el salón tomado por asalto...

...nuestra línea de producción galletera la supervisó un señor barrigudo con gorro rojo...

En Alemania, estas galletas se llaman "Plätzchen" (pronunciado algo así como "pletzjen"). Hay de muchos tipos y las recetas suelen diferir bastante, no sólo de una región a otra, sino también de una casa a otra. Una cosa común a muchas de estas galletas suelen ser los olores/sabores típicos de especias que rigen la Navidad por estos lares: La canela, el jengibre y el clavo suelen ser omnipresentes, por ejemplo. Yo creo que las más extendidas son las siguientes variantes:

- Vanillekipferl (galletas con vainilla en forma de media luna)
- Lebkuchen (yo diría que son galletas al jengibre, aunque llevan también miel y muchas otras especias como canela, clavo, etc. - se suelen adornar con chocolate p.ej.)
- Spekulatius (galletas especiadas que se hacen con moldes especiales, generalmente predominan los dibujos de corte navideño y que recuerdan a San Nicolás, en la receta predomina la canela)
- Zimtsterne (estrellas de canela y almendra con baño de merengue a base de clara de huevo y azúcar glas)
- Spritzgebäck (son galletas con una masa a base de mantequilla que se hacen con manga pastelera)

Es bastante común el hacer varias latas de galletas que luego se regalan a familia y amigos. El año pasado nos pilló el toro y recuerdo que nos pusimos a hornear masa el 22 de diciembre para nuestras familias y nos estuvimos los dos hasta las tantas sentaditos en la cocina con una línea de montaje galletera digna de una fábrica de Cuétara, vaya...

... la masa para estas galletas damero la compré ya hecha (porque me gusta el look), aunque todas las galletas caseras que hicimos han salido de sabor más ricas que estas del súper...


Este año nos hemos propuesto disminuir el caos. Por eso el sábado aproveché la tarde mientras el señor K. trabajaba para preparar varias masas. Y el domingo, aparte de decorar el árbol, no hicimos en todo el día otra cosa que modelar y hornear galletas mientras nos pimpábamos una botella de tinto navarro que compré la semana pasada para un compromiso cumpleañero (y que se nos había quedado por despiste en casa muerta de la risa).

Empiezo dejándoos aquí la receta de las Vanillekipferl y en la siguiente entrada os pongo nuestras galletas Spekulatius (que nos han salido muy feuchas esta vez, pero que están de sabor apoteósicas)...

Ingredientes para Vanillekipferl (sale más o menos bandeja y media de horno):

  • 90 gr. de harina
  • unos 30 gr. de azúcar
  • 100 gr. de mantequilla
  • 50 gr. de avellanas tostadas molidas
  • unos 25 ml. de ron o una cucharita de té de esencia de ron (aquí suele venderse en la sección de repostería del supermercado...)
  • 10 gr. de azúcar glas
  • una vaina de vainilla
Cómo se hacen:

Las Vanillekipferl se hacen mezclando la mantequilla con el azúcar y azúcar de vainilla (que previamente habremos preparado rascando el interior de nuestra vaina de vainilla sobre el azúcar glas), hasta que este cremosa. Añadir harina, las avellanas molidas y el ron y amasar todo bien.

Con la masa haremos palitos (ver la foto) y los dejaremos por la noche en el frigo a reposar. Al día siguiente sacar los rollitos de masa un ratito antes de hacer las galletas para que estén más manejables. Precalentar el horno a unos 200 grados.


Vamos cortando los palitos en rodajas no muy anchas y con cada rodajita moldeamos una especia de media luna (las medias lunas son las mías, las que parecen dedos de bebé muerto son las del señor K., jijijijiji).

"Looks like a dead baby's finger!"

Horneamos en una fuente forrada unos 10 minutos (ojo, que no cojan demasiado color, fue el accidente que tuvimos nosotros...). Dejar que se templen un poquito y espolvorearlas de azúcar glas mezclado con vainilla.

Cachen-mi-horno... estas se han dorado un pelín demasié...

... espolvoreamos de azúcar y enlatamos...

Mi principal problema con todas las cosas que van al horno es que tengo un horno asesino: Independientemente de si regulo al 2 o al 9, mi horno asesino siempre se pone a ochocientosmil grados en cuestión de segundos. Creo que basta con que le mires para que se ponga a producir calor el jodío... Aunque trabajo con termómetros para tenerlo bajo control, no siempre me obedece y el sábado la mitad de nuestras hornadas salieron para mi gusto muy morenitas. Bueno, al final y al cabo, el ojo también come, vale, pero no todo es óptica en esta vida, ¿no?

Este post está quedando ya descomunal... en los próximos días iré poniendo las demás recetas y fotos. Además, como mi papi es diabético insulinodependiente, tengo pendiente el experimento de adaptar estas galletitas para que las puedan consumir diabéticos...

lunes, 8 de diciembre de 2008

Pechugas de pollo con salsa de yogur (versión fricasé)

Id preparándoos para lo que viene: Estamos en pleno adviento y tengo el chiringuito navideño-festivo ya funcionando a jornada completa. Ayer nos subimos a casa un árbol de dos metros y medio (este año lo quería poner más pequeño que el pasado, pero contra la firmeza navideña del señor K. - "¡... ese árbol macaco enano yo no lo compro!¡necesitamos uno más grande!!! - no hay nada que hacer), lo plantamos en el salón y le colgamos más o menos unas doscientas bolas. YEAAAH!

En los próximos días os espera una fantástica sobredosis de Navidades teutonas: con corona de adviento, Glühwein, árbol y toneladas de galletas navideñas (recetas incluídas).

Entretanto, hoy cae un arrocito, ñam-ñam-ñam...

Esta es una de esas recetas que lees por ahí en alguna parte y piensas: "¡Uy, qué rico tiene que estar esto...!"... y luego guardas la idea de probarla en algún recoveco insólito de tu insólito cerebro y tardas meses (o años) en acordarte. Y luego el día en que te acuerdas y la cocinas y te la comes te preguntas: "¿Pero a mí estas cosas tan impresionantes por qué se me olvida constantemente probarlas?"...

La receta original la vi por primera vez es uno de esos libritos de cocina de la TELVA de alguna de mis hermanas, creo recordar que incluso me la fotocopié (¿o escaneé?) y la metí en la maleta. Puede que suene a comidita simple y soseras, nada que te haga descubrir el mundo, pero está rico-rico-rico este pollo. Para aquellos fieles a recetas "al pie de la letra" os pongo el link al plato en el recetario de TELVA... aquí.

Yo he adaptado algunas cosas a nuestra manera de comer en esta santa casa: En vez de hacer el plato con los flanes de maíz propuestos en la receta original, suelo acompañarlo de arroz (utilizo basmati) y lo convierto así en otra variante de fricasé (me pirran las recetas de "arroz con..." o "risotto de..."). Por eso siempre hago la pechuga de pollo en trocitos en vez de hacer los filetes enteros. Además yo sustituyo la chalota/escalonia por cebolleta fresca porque a mí no me gusta la cebolla de la de verdad. He cambiado también algunas cantidades para hacerlas más acordes al descomunal apetito que rige todo lo que ocurre en este hogar: Las medidas de la salsa que en la receta de TELVA están pensadas para 6 personas (1 yogur griego y aprox. el mismo volumen de nata y de caldo), aquí han pasado a convertirse en cantidades para dos. ¿Qué queréis que os diga? Me encaaaaaantan las salsas y me encaaaaaaaaaanta untar. (Jeje, familia, supongo que ya os habréis dado cuenta de que la sopa y los potajes me los como con una barra de pan y sin cuchara, jejejejejeje). En cuanto al caldo, aproveché el que había quedado de cocer la carne para la mousse de pollo: aquí no se tira nada. Este sábado, por falta de tiempo, no tuve la carne dos horas en adobo sino sólo una, y no me pareció que eso le cambiara el sabor en nada al plato...

En los últimos meses estas pechugas de pollo con salsa de yogur se han convertido en uno de esos platos, que, cuando los propongo, el señor K. da saltos por la casa y aplaude y me dice "¡Au, sí, sí, las hacemos, las hacemos, que están muy ricas...! Jippie, yujuuu...". Bueno, vale, saltar no salta porque saltar es casi como bailar y bailar va contra sus principios morales (y motóricos) de teutón del Mar del Norte. Pero como si saltara, vaya.

A mí personalmente me gusta mucho ese saborcillo del comino y el adobo de ajo que se le queda a la carne, sobre todo mezclado con el toque de acidez del yogur griego y el limón. Supongo que si no os gusta la comida muy "especiada", estas pechugas nos os van a entusiasmar demasiado. Pero si os gustan los sabores acentuados, hay que probarlas porque están muy ricas.

¡Que aproveche!

martes, 2 de diciembre de 2008

Canelones de mango rellenos de mousse de pollo en salsa de curry

..

El HEMC de noviembre propuesto por Ivana del blog "My little things" estaba dedicado al canelón y me hubiera encantado participar porque se me había ocurrido una receta muy vistosilla y creo que bastante original o, al menos, "diferente"... por desgracia, al final no me dio tiempo a probarla en mi kitchen antes de que terminara el plazo de entrega...

Pero como me intrigaba tanto qué tal habría salido el experimento, he terminado haciendo ese plato (de canelones sin pasta) en cuanto he tenido tiempo: Se trata de un "3-en-uno"... Me había gustado la idea de los canelones, pero me apetecía hacer algo "distinto" - últimamente el body me pide experimentos - así que estuve unos cuantos días dándole vueltas al tema sin que se me ocurriera nada que me antojara rico-rico. Y luego, un día, ¡zaca!, de repente se me ocurrió el plato que iba a hacer, así, sin más: De nuestra época disociada hemos mantenido, como ya conté en el último HEMC, algunas recetillas que nos gustan. Una de ellas es un plato de pechuga de pollo con piña y mango en salsa de curry que a mí personalmente me encanta. Y, no sé por qué, sencillamente se me metió en la cabeza la ocurrencia de "revisitar" esa receta y convertirla en una de canelones.

Estaba claro, iban a caer unos "Canelones de mango, rellenos de pollo y con salsa de piña-mango-curry". Pero, ¿cómo hace una canelones de mango? ¿Y qué consistencia necesita mi relleno de pollo para que no se rompan? Ahí empezó la labor de investigación. Me he basado, pues, en 3 recetas diferentes para crear mi propia interpretación: La receta original de Ursula Summ (aquí se puede leer la receta en alemán, seguro que con algún traductor online os apañáis), una receta de mousse de pollo (de las muchas que circulan por Internet) y una espectacular y apabullante receta de un postre de canelones de mango rellenos de chocolate (aquí la receta, por desgracia también en alemán, lo dicho: marchando traductor online)...

El resultado, en mi modesta opinión: Espectacular. Rico, divertido y diferente. Es, desde luego, un plato-juego (uno de esos para encerrarse en la cocina a trastear) y supongo que es legítimo preguntarse por qué hacer un canelón, cuando la receta original ya está tan rica tal cual. Pues sí, pero: ¿Y por qué no? ;-))

Me gustaría saber qué os parece a vosotr@s - probadla y ya me diréis...

Ingredientes:

Para la mousse:

  • Unos 200 gr. de pechuga de pollo (previamente cocida) desmenuzada
  • 2 cucharadas de gelatina en polvo (royal o similar)
  • 1 vaso de los de vino de agua hirviendo
  • 1 cebolleta
  • 1 diente de ajo pequeño
  • Hierbas aromáticas al gusto (1 pellizco, por ejemplo: tomillo, mejorana y salvia)
  • Un poco de nuez moscada
  • Sal y pimienta blanca
  • 1 vaso de los de agua de nata líquida

Para los canelones:

  • 2 mangos bien maduros (para 2 personas: salen 4 canelones)
  • 2 hojas de gelatina
  • Puré de mango (si no, trocitos del mango que sobren batidos)

Para la salsa:

  • Polvos de curry
  • Perejil y o cilantro picados
  • Caldo unos 50-100 ml. del caldo de cocción del pollo, bien coladito
  • Nata líquida 50-100ml.
  • Mango en trocitos
  • Piña en dados

Cómo se hace:

Primeramente preparamos la mousse de pollo. Para ello hacemos las pechugas de pollo en una sartén o las cocemos (como para hacer caldo, con alguna verdura, vino blanco y hierbas) – yo me he decantado por la variante "cocción": el caldo lo reservamos porque lo necesitaremos más adelante. Una vez esté fría la carne, la desmenuzamos en pedazos pequeños.

En un vaso de batidora ponemos la gelatina en polvo y añadimos el vaso de agua hirviendo. Batimos durante unos 10 segundos con la batidora. Ahora añadimos la carne de pollo, la cebolleta cortada en aros, el ajo, una pizca de nuez moscada y un puñadito de hierbas al gusto (yo he utilizado mejorana y tomillo). Salpimentamos (¡ojo! la gelatina da de por sí un toque salado, así que moderación con la sal...) y batimos todo durante medio minuto hasta que nos quede una pasta. A esta pasta le echamos el vaso de nata y volvemos a batir, justamente para mezclar bien la nata von el resto. Vertimos en un bol y ponemos a cuajar en el frigorífico.

Ahora es el momento de ir ocupándose de los canelones: Pelamos los mangos y cortamos longitudinalmente en láminas lo más finas posibles (pensaba que este paso me iba a resultar más difícil sin corta-fiambres, pero con un buen cuchillo afilado fue coser y cantar). Ir poniendo las láminas sobre papel antiadhesivo de manera que formen un rectángulo (ver la foto). El resto de uno de los mangos lo cortamos en cubos y reservamos; el segundo mango lo troceamos asimismo en dados y batimos éstos hasta que se forme un puré.


Entretanto ablandar las hojas de gelatina en agua fría y calentar luego junto con el puré de mango. Cuando se haya amalgamado todo bien en un único líquido, pincelaremos nuestra „alfombra“ de mango con esta mezcla (así las láminas de mango se sujetan mejor las unas a las otras y será más fácil después enrollarlas como canelones).

La mousse sólida la rellenamos en una manga pastelera y con ella ponemos una tira de unos 2cm. de ancho a lo largo de nuestra alfombra de mango. Hecho esto, enrollaremos la alfombrilla bien firmemente con ayuda del film transparente (girando las esquinas como si se tratara de un envoltorio de caramelo). Una vez esté el cilindro bien firme y cerradito lo reservamos en frío.



Para la salsa salteamos los cubos de mango que habíamos reservado junto con trozos de piña (puede ser en almíbar) en un poco de aceite. Quitamos la fruta de la sartén y reservamos. Al aceite que quede en la sartén le vamos añadiendo el caldo y la nata y polvos curry al gusto, sin dejar de remover. Esperamos que coja algo de espesor y reincorporamos la fruta. Espolvoreamos con abundante cilantro o perejil picado y lo dejamos un minutillo tapado a fuego lento.

Los canelones, una vez liberados del film transparente, los cortamos con cuidado del tamaño deseado con un cuchillo bien afilado. En el último momento calentaremos los canelones introduciéndolos unos minutos al horno precalentado en una fuente de hornear.


Servimos los canelones sobre una cama de salsa con tropezones de fruta.


Opcionalmente se puede servir acompañado de algo de arroz blanco.

Dos cosas pienso mejorar la próxima vez que la haga: Prescindiré del ajo en la mousse (a pesar de ser un diente chiquitín quedó el sabor de ajo un poco prepotente) y haré ésta con más tropezones (con más consistencia de "carne")...

Sé que a alguno os puede asustar la idea de ponerse a enrollar canelones de mango con gelatinas e historias, pero el tema es bastante menos aparatoso de lo que parece (y que conste que yo soy torpe, torpísima, y lenta, lentísima - sobre todo en la cocina...), así que animaros y ya me diréis si os han salido ricos...

lunes, 24 de noviembre de 2008

Crema y copos de nieve...

El sábado tocaba celebrar años y canas.

Estaba indecisa sobre qué postre hacer... haste que me acordé de aquellos moldes de canutillo que había comprado hace unos meses y que estaban todavía sin estrenar... ¡Bingo!

Ronda perfecta de caprichitos: Hubo macarrones (con salsa de champiñones, puerro y nata y toneladas de queso Grana Padano recién rallado)...


... hubo cervecitas (esta vez Augustiner, de tipo Lager y de Múnich, una de las pocas cosas que conservo de allí)...


... y hubo: Canutillos rellenos de crema pastelera. Una de mis mayores obsesiones de infancia. La de veces que habré mareao yo a mi mami para que me hiciera canutillos. ¡Me pirran...!

Ingredientes:

Para los canutillos (para 6 canutillos):

  • 1/3 de vasito (de los de vino) o taza (de café) de nata líquida
  • 1/3 de vasito/taza (vino/café) de aceite
  • la corteza de media naranja
  • 1 pizca de vainilla en polvo
  • 200gr. de harina
  • aceite para freír
  • azúcar glas

Para la crema pastelera:

  • 330 ml. de leche
  • 2 yemas de huevo
  • unos 70 gr. de azúcar
  • unos 30 gr. de harina
  • una pizca de canela en polvo (o un palo de canela)
  • corteza de medio limón
  • 1 cucharita (de las de té) de mantequilla
Cómo se hace:
Para hacer la masa de los canutillos, se pone el aceite en un cazo con la corteza de naranja a fuego lento a calentar unos minutos hasta que se fría algo la corteza y cambie de tono. Se quita del fuego y se deja enfriar. Se retira la corteza y, una vez frío el aceite, se pasa a un bol y se añade la nata revolviendo bien. Se va agregando poco a poco la harina que habremos mezclado con la vainilla y se va removiendo. Cuando esté incorporada toda la harina, se hace con la masa una bola y se deja reposar aprox. una hora.

Pasado este tiempo, se estira la masa bien fina con el rodillo y se va cortando en tiras con las que iremos forrando los moldes (mojando si es necesario las junturas con huevo batido para que no se suelten). Se fríen los canutillos en aceite bien caliente y se ponen a escurrir una vez desmoldados.
-
Ahora hacemos la crema pastelera para rellenarlos: En un cazo, ponemos a calentar tres cuartas partes de la leche (unos 260 ml. en este caso) junto con la canela, el azúcar, la peladura de limón y la cucharita de mantequilla. Dejamos que hierva unos minutillos. En un bol aparte, batimos las dos yemas de huevo junto con la leche restante (unos 70 ml.) y la harina. A esta mezcla incorporamos poco a poco la leche que aún hierve (después de quitar el palo de canela y la corteza de limón). Se bate bien el conjunto con unas varillas o con una cuchara de palo y se vuelve a poner en la cazuela a hervir otros 2 o 3 minutillos para que espese bien.
-
Con la crema templada rellenamos los canutillos con ayuda de una manga pastelera y los espolvoreamos de azúcar glas.
-
Estaban riquísimos, creo que los canutillos son mi postre favorito...
-
Y mejor plan para un sábado noche no puede haber: Cenita rica, cervecita, buena compañía (la mejor) y una estupenda sobredosis de películas que meterse entre pecho y espalda, mumificados con la mantita del sofá... ¡qué más se puede pedir...! Y mientras nosotros disfrutábamos, el panorama afuera era el siguiente:
-
Vale, tomo nota: Está llegando el invierno...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Espaguettis al ajillo especiales

Qué entretenida estoy estos días divagando sobre si ceso (con esos ovarios tan bien puestos que el destino me ha dado, sí señor) el contrato con mi cliente principal antes de que me sigan desesperando y me dé por odiar mi profesión - profesión, dicho sea, que adoro con tós mis poros - y me resigno a vivir del aire o si me aguanto y trago y sigo aportando mis granitos de arena al "Untergang des Abendlandes" (uséase: el Hundimiento de Occidente) y dejándome manganear por el vil oro... Hay ratos en los que incluso estoy tentada de cesarles el contrato a mis dos clientes actuales y que se joda el mundo y haiga paz, señores - ¡qué dilemas los míos!

De momento sigo ahí al pie del cañón, haciéndome la ininmutable a costa de coleccionar canas y malas hostias y servírselas al pobrecillo del señor K. de acompañamiento a la cena. Pero me parece que va siendo hora ya de iniciar acciones heroicas y mandar a la mísmisima M a tanto tocapelotas...

El lunes no sólo fue lunes, sino que fue un lunes de "aaargh-acaban-de-volver-a-cambiar-la-estrategia-de-trabajo-me-están-volviendo-loca-mi-reino-por-una-ametralladora-dios-mío-dáme-paciencia-me-largo-me-largo-me-largo-no-aguanto-ya-más"... Con semejante panorama, al señor K. le tocó aguantar bastantes juramentos que fuí repartiendo por media casa, mesándome los cabellos e iracunda como un basilisco.

Como estaba ya como una moto, y para que no se me bajara el ánimo peleón ese tan sano, nos prestidigité a los dos una estupenda sobredosis de proteínas para cenar, no en vano dicen por ahí que los excesos proteicos acentúan el mal humor... Puestos a ponerse una bruta, prefiero ponerme bruta con fundamento y tenedor en mano.

Ingredientes (para 2):

  • espaguettis
  • un buen puñado de gambas
  • un tarro de gulas (100 grs. para 2 personas)
  • un lomo de salmón (unos 125 grs.)
  • ajo
  • sal, pimienta blanca
  • chili en polvo
  • un chorrillo de zumo de limón
Cómo se hace:

Reciclaje puro y duro - la cena de anteayer me liberó de un montón de sobricas que se habían quedado por el frigo/el congelador "de florero". Las gambas y el salmón congelados eran restos de un arroz con pescaíto que hice hace unos días, aquel limón me andaba pidiendo el tiro de gracia, ese paquete de espaguettis abierto estaba echando ya casi raíces, etc...



Se rocían las gambas con algo de zumo de limón. Se corta el lomo de salmón por la mitad y cada mitad en láminas de 1 cm. de grosor. Mientras se cuece la pasta, se pone un ajo picado en la sartén. Yo usé únicamente el aceite de oliva que venía con las gulas, no puse más. Se añaden las gambas y se van haciendo removiendo de vez en cuando. Cuando ya casi estén se echa el salmón y se salpimenta. Yo añadí algo de chili molido. En el último momento se añaden asimismo las gulas y se rehogan un minutillo con el resto.

Se cuela la pasta y se pone en la sartén un último minuto junto con el pescaíto.

Listo.

Lo bueno de esta cena: El salmón es especialmente rico en ácidos grasos Omega 3, en calcio y en proteínas, pero uno de los pescados con menor aporte de colesterol... Las gulas también destacan por su aporte de proteínas. Lo único que se salía ayer de esquemas un poco eran las gambas, que también son ricas en calcio y yodo, p.ej., pero tienen mucho colesterol. Pero quería quitarlas ya del congelador.

Quedaron unos espaguettis al ajillo de lujazo. Y eso, con sobras.

Y el señor K. quedó tan saciadillo y feliz con tantas proteínas que me aguantó con ese estoicismo tan suyo de alemán del norte el resto de la noche todos mis reniegos y soplos sin decir ni mú. Qué tácticas de distracción las mías...

jueves, 6 de noviembre de 2008

Otra de tesoros: “La otra isla”

Cualquiera que tenga una página de Internet conoce el fenómeno: Echándole un vistazo a las estadísticas de visitantes, a veces uno se queda pasmado del tipo de búsquedas a través de las cuales la gente aterriza en su página.

Algún día os pondré un ranking de mis “frases de búsqueda en Google” favoritas, por las que algún que otro lector aterriza en [hablandoenplatina]. Por ahora me conformo con comentaros que, sorprendentemente, la mayor parte del tráfico que me entra desde Google tiene que ver o bien con el fricasé de pollo (ahí afuera debe existir una gran obsesión con este plato a juzgar por las innumerables búsquedas) o... ¡con la búsqueda de tesoros!

Desde que escribí aquella entrada sobre mi afición por los mapas, no hay casi día en el que no se chiven mis estadísticas de que anda alguien por ahí buscando “mapas para buscar tesoros” o “buscando tesoros antiguos” o algo similar. Lo divertido es: la mayoría de dichas búsquedas de Google me entran desde la zona del Golfo de México, que desde luego es el mejor sitio del mundo para buscar galeones, doblones y aventurillas de esas...

A mí me encantan las historias de tesoros. Como a todo el mundo, claro. Y me encanta que tanto ávido busca-tesoros se despiste hasta estas páginas. Así que hoy toca otra historieta de tesoros...

El año pasado, más o menos por estas mismas fechas, vi por casualidad un entretenidísimo documental en la TV sobre Robert Louis Stevenson, el escritor de “La isla del tesoro”, que hablaba de la posibilidad de que la susodicha isla y su fantástico tesoro hubieran existido realmente... Según la teoría del documental, Stevenson habría descubierto en su día el paradero del legendario “Tesoro de Lima” y se lo habría quedado – una maravilla de teoría conspirativa de esas que a mí tanto me divierten...

El documental se basaba en un libro del escritor suizo Alex Capus y, como me gustó tanto la historieta, me compré dicho libro ipso-facto. En alemán se titula “Reisen im Licht der Sterne” (algo así como: “Viajes a la luz de las estrellas”) y me encantó. Me lo leí de un tirón y, si hubiera tenido 200 páginas más, me las hubiera tragado igualmente.


El otro día descubrí que el libro se editó asimismo en España bajo el título de “La otra isla” (Editorial Lumen, ISBN 8426415393). Así que hoy me tomo la libertad de haceros una recomendación: Si os gustan las historias de tesoros, misterios y conspiraciones, comprad el libro porque no tiene desperdicio.

Me choca un poco que en alguna reseña española que he encontrado en Internet, califiquen el libro de novela. En realidad, es bastante más una biografía de Stevenson y desde luego tiene mucho de “ensayo detectivesco”. Independientemente de si sus teorías son verdaderas o infundadas: A mí el librito me gustó mucho y la historia me parece magnífica.

De qué va el tema: El “Tesoro de Lima” es uno de esos tesoros míticos, una colección increíble de monedas, lingotes y estatuas de oro que el virreinato español trató de mantener a salvo de la revuelta independentista peruana... dándoselo en custodia a un barco inglés (o sea, el tipo de idea ingeniosa y espectacular que sólo se le ocurre a un españolito...).

Según la leyenda, los ingleses, claro, escondieron el tesoro, hundieron el barco e intentaron colársela a las autoridades iberico-cañís con un “ups, hemos topado con una tormenta y se ha hundido el barco con el tesoro dentro, sorry guys...”. Acabaron muy mal los pobrecillos: Porque como ya dijeron los chicos de Monty Python en su día “nobody expects the Spanish Inquisition!”, pero la Inquisición sí los esperaba a ellos.

Murieron jurando y perjurando que el tesoro lo habían escondido en la Isla de Coco (en aquella época habitual covacha de piratas varios).

Así que durante los últimos casi 200 años, la costarricense Isla de Coco ha sido “víctima” de unas 500 (¡¡!!) expediciones de buscadores de tesoros, incluso a nivel gubernamental se rastreó en busca de riquezas - hasta el día de hoy, no obstante, nunca se ha encontrado allí ningún oro ni similares (al menos no se conoce ningún éxito al respecto). Hubo temporadas en las que la gente iba allí con excavadoras y todo, hacían cincuenta mil agujeros en plena “jungla”, no encontraban nada, se desesperaban y se marchaban dejando las excavadoras allí plantadas de recuerdo.

Aquí es cuando Alex Capus (basándose en la teoría de Walter Hurni) se plantea la pregunta clave: ¿Por qué nadie encuentra el dichoso tesoro si es ahí donde está? Pues, sencillamente porque a lo mejor están excavando en la isla errónea. En el Mar del Sur hay una isla que hoy se llama Tafahi pero que hace una eternidad de llamaba también Cocos Eylant (Isla de Coco)... Y Stevenson se mudó a Samoa donde se convirtió en una persona muy muy muy rica... Si queréis saber cómo termina la cosa, leeros “La otra isla”...

Un libro fantástico para redescubrir “La isla del tesoro” que todos nos leímos de pequeñitos y para elucubrar sobre lingotes enterrados en islotes del Pacífico y sobre la borrosa barrera que hay, a veces, entre ficción y realidad...

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cena fácil, cena rica...

Estos días ando un pelín cabreada: el cretino de Hamilton ha ganado el mundial de F1, además de la manera más deprimente, a mi SV Werder Bremen del alma le metieron ayer tres goles vergonzantes y en cuestiones laborales me están últimamente mareando, asqueando y desesperando... Además acabo de pasarme una semana entera en la cama con un catarrazo (el enésimo ya de este año) de los de libro. Me desconcierta tanto "ataque virusil" con lo mucho que me cuido, tan abrigadita todo el día, comiendo rico-rico y sano-sano y además ya libre de nicotinas y tonterías. A veces creo que Klausi, el médico ese tan esotérico-homeopático que tengo, se está quedando conmigo. O sea, unido todo ello a esa falta de paciencia de herencia familiar que tengo: Llevo una mala leche a cuestas que no veas.

Además media Humanidad debe estar totalmente chalada porque andan todos desde anoche por ahí cantándole "olé-olé-olé" a Obama y mira que yo de ese tío no me fío, no sé por qué...

Así que con semejante panorama ando falta de energías e inspiración y llevamos días ya en plan "cena fácil". Generalmente el día oficial de "cena fácil" en esta casa es el viernes; como es cuando hacemos la compra para toda la semana nunca llegamos a casa antes de las 10 de la noche y siempre hacemos algún plato de los de "en 10 minutillos listo". El clásico de los viernes: Tortellinis frescos con jamón serrano, crème fraîche y albahaca. La pasta se cuece en 3 minutos y ya está.




Otro clásico de "cena fácil" que me encanta son las típicas Bratkartoffeln alemanas: Bratkartoffeln son patatas salteadas en una sartén junto con cebolla y bacon/tocino. Se suelen acompañar a veces también de huevos fritos o en revuelto. Para hacerlas se utilizan patatas previamente cocidas, cortadas en rodajas. Así que como anteayer cocí demasiada patata para la acelga que nos cenamos, el preparar la cena ayer fue coser y cantar.

Ingredientes:
  • patatas cocidas el día anterior "al dente" (con sal, ajo y un chorreón de aceite de oliva), peladas y cortadas en rodajas
  • champiñones
  • cebolleta o cebolla (según los gustos)
  • pimiento rojo (tipo morrón)
  • una bola de queso mozzarella
  • aceite de oliva y algo de mantequilla
  • sal y pimienta
  • romero molido y mejorana (seca)
  • opcional: tocino en dados

Cómo se hace:
En una sartén con algo de aceite rehogar la cebolleta o cebolla picada; añadir los champiñones laminados y el pimiento (cortado en tiras) y el tocino y dorarlo todo unos minutos. Retirar y reservar. A continuación calentaremos la sartén de nuevo con algo de mantequilla y de aceite de oliva y doraremos las rodajas de patata poco a poco a fuego medio (la patata debe tener contacto con el culo de la sartén, si queremos hacer muchas las doraremos en varias tandas) para que vayan cogiendo color. No conviene poner demasiado aceite para que no se ahogue todo en grasa. Cuando las patatas estén casi listas, las especiamos con romero en polvo y mejorana y salpimentamos. Volvemos a poner la verdura y el tocino en la sartén junto con la patata y "espolvoreamos" todo ello con pedazos de queso mozzarella. Le ponemos la tapa a la sartén y esperamos hasta que el queso se haya fundido.


¡Voilá! Cena fácil, cena rápida, cena rica. Y como diría Arguiñano, "con fundamento". Y quien quiera ponerle al asunto un huevo frito, que se lo ponga...

domingo, 26 de octubre de 2008

Paquetitos de cangrejo con mermelada de tomate


Este pasado fin de semana, tanto el señor K. como yo teníamos varias grandes cosas que celebrar... ¡y qué mejor modo de celebrar grandes cosas que con una cenita rica-rica en casa!

El plan inicial era perfecto: Mientras el señor K. se iba el sábado al despacho como buen esclavo de su profesión que es él, yo me encerraba en la cocina (soy una mujercita ejemplar) a trastear a mis anchas... y después: ¡a zampar y a relajarse! Eso, claro, fue antes de que cierta clienta a la que a veces tengo ganas de pegar me llamara el viernes a las siete de la tarde hiperventilando y pidiendo que le hiciera un par de milagros hasta el lunes por la mañana. Como soy gilipollas acepté (no sin antes decidir que le va a salir mi fin de semana por un ojo de la cara, por petarda y por histérica)... y me pasé medio sábado haciendo carreras entre la cocina y el ordenador como una pringada.

Así que, por desgracia, el menú me quedó algo incompleto por falta de tiempo: Hubo primero (el del título de este post) y hubo segundo (mi legendario roastbeef con abrigo de pan y hierbas y chutney de higos al vino tinto - aunque evidentemente este plato tan espectacular no es de mi invención, sino la invención de algún cocinero de esos de los de verdad), hubo incluso toneladas de ensalada... lo que no hubo fue postre.

He decidido que el roastbeef se merece una entrada aparte que os caerá otro día - además, tan ensimismados en nuestra magnífica cena como estábamos, se me olvidó sacarle fotos.

Los paquetitos de cangrejo con mermelada de tomate fueron un experimento que se me ocurrió el otro día y quedaron en nuestra opinión espectacularmente ricos, y más teniendo en cuenta el grado de improvisación que le eché al asunto. Creo que la mayor fuente de inspiración fueron los sacos de queso que me comí hace unas semanas en "El Embrujo" en Pamplona, que también iban con mermelada de tomate.

Aquí va la recetade mis paquetitos...

Ingredientes (para 10 paquetitos):
  • 10 láminas de wonton
  • unas 2 cucharadas de gambas cocidas picadas
  • unas 2 cucharadas de carne de cangrejo cocida picada
  • media cebolleta fresca picada
  • 2 cucharadas de pan de molde cortado en dados finos
  • un chorrito de salsa teriyaki (o salsa de soja o salsa de ostras)
  • sal de hierbas y pimienta blanca molida
  • la mitad de un huevo batido enriquecido con un chorrito de leche
  • 1 o 2 setas (dependiendo del tamaño) picadas finas y rehogadas en mantequilla, yo usé una seta de cardo
  • aceite para freír
  • mermelada de tomate (la receta de la mermelada de tomate la he sacado de aquí, sólo le he añadido dos cucharadas de zumo de limón...)

Cómo se hace:

Se dejan descongelar las láminas de wonton. Entretanto se mezclan en un bol los ingredientes del relleno (o sea, farsa: no os perdáis estas enriquecedoras líneas sobre las farsas comestibles), es decir: gambas, cangrejo, pan en dados, cebolleta, dados de seta (que previamente habremos rehogado unos minutillos con mantequilla en una sartén) y salsa teriyaki (ojo con ésta, un mini-chorrito basta). Añadimos sal y pimienta al gusto y vamos revolviendo todo bien con una cucharita hasta que se amalgamen los ingredientes. A esta masa le añadimos la cantidad necesaria de huevo batido con leche hasta conseguir la consistencia que queremos (no debe quedar demasiado líquido ni seco: con un poquito de huevo basta). Reservamos en el frigorífico hasta el momento de rellenar los paquetitos.

La mermelada de tomates cherry la hice siguiendo las instrucciones del Capitán, a quien le copié la receta (ver el enlace en mi lista de ingredientes). Utilicé 250 gramos de tomates cherry, 250 ml. de agua y 250 gramos de azúcar (quien quiera la mermelada menos dulce podría ponerle sólo 200 gramos, a mí la súper-dulzura que le ha quedado me EN CAN TA) y dos cucharadas soperas de zumo de limón.

Para rellenar los paquetes, ponemos en el centro de cada lámina de wonton una cucharadita (de té) de relleno y humedecemos los bordes con el resto del huevo batido que nos habrá sobrado al principio. Doblamos la lámina en triángulo uniendo dos esquinas y luego en cono añadiendo las dos esquinas restantes; presionamos la juntura para que se pegue bien. Repetimos hasta que estén todos listos y los freímos en la sartén o, a ser posible en la freidora para que queden uniformes. Tardan unos 2 minutos en estar dorados.

He leído varias veces que la mejor forma de freír los wontons es dorándolos en la sartén durante unos 30 segundos y añadir entonces agua (cantidad: +/- media taza de café) a la sartén, poner la tapadera y esperar hasta que se evapore el agua. Es una variante que no he probado aún, pero me intriga el resultado. ya os contaré la próxima vez...


A la hora de servirlos, utilicé unos platitos para tapas que tengo de CASA con el fondo cubierto de mermelada de tomate y un wonton encima. Se me había terminado el cebollino, si no les hubiera hecho lazos con él a los paquetitos...