jueves, 6 de noviembre de 2008

Otra de tesoros: “La otra isla”

Cualquiera que tenga una página de Internet conoce el fenómeno: Echándole un vistazo a las estadísticas de visitantes, a veces uno se queda pasmado del tipo de búsquedas a través de las cuales la gente aterriza en su página.

Algún día os pondré un ranking de mis “frases de búsqueda en Google” favoritas, por las que algún que otro lector aterriza en [hablandoenplatina]. Por ahora me conformo con comentaros que, sorprendentemente, la mayor parte del tráfico que me entra desde Google tiene que ver o bien con el fricasé de pollo (ahí afuera debe existir una gran obsesión con este plato a juzgar por las innumerables búsquedas) o... ¡con la búsqueda de tesoros!

Desde que escribí aquella entrada sobre mi afición por los mapas, no hay casi día en el que no se chiven mis estadísticas de que anda alguien por ahí buscando “mapas para buscar tesoros” o “buscando tesoros antiguos” o algo similar. Lo divertido es: la mayoría de dichas búsquedas de Google me entran desde la zona del Golfo de México, que desde luego es el mejor sitio del mundo para buscar galeones, doblones y aventurillas de esas...

A mí me encantan las historias de tesoros. Como a todo el mundo, claro. Y me encanta que tanto ávido busca-tesoros se despiste hasta estas páginas. Así que hoy toca otra historieta de tesoros...

El año pasado, más o menos por estas mismas fechas, vi por casualidad un entretenidísimo documental en la TV sobre Robert Louis Stevenson, el escritor de “La isla del tesoro”, que hablaba de la posibilidad de que la susodicha isla y su fantástico tesoro hubieran existido realmente... Según la teoría del documental, Stevenson habría descubierto en su día el paradero del legendario “Tesoro de Lima” y se lo habría quedado – una maravilla de teoría conspirativa de esas que a mí tanto me divierten...

El documental se basaba en un libro del escritor suizo Alex Capus y, como me gustó tanto la historieta, me compré dicho libro ipso-facto. En alemán se titula “Reisen im Licht der Sterne” (algo así como: “Viajes a la luz de las estrellas”) y me encantó. Me lo leí de un tirón y, si hubiera tenido 200 páginas más, me las hubiera tragado igualmente.


El otro día descubrí que el libro se editó asimismo en España bajo el título de “La otra isla” (Editorial Lumen, ISBN 8426415393). Así que hoy me tomo la libertad de haceros una recomendación: Si os gustan las historias de tesoros, misterios y conspiraciones, comprad el libro porque no tiene desperdicio.

Me choca un poco que en alguna reseña española que he encontrado en Internet, califiquen el libro de novela. En realidad, es bastante más una biografía de Stevenson y desde luego tiene mucho de “ensayo detectivesco”. Independientemente de si sus teorías son verdaderas o infundadas: A mí el librito me gustó mucho y la historia me parece magnífica.

De qué va el tema: El “Tesoro de Lima” es uno de esos tesoros míticos, una colección increíble de monedas, lingotes y estatuas de oro que el virreinato español trató de mantener a salvo de la revuelta independentista peruana... dándoselo en custodia a un barco inglés (o sea, el tipo de idea ingeniosa y espectacular que sólo se le ocurre a un españolito...).

Según la leyenda, los ingleses, claro, escondieron el tesoro, hundieron el barco e intentaron colársela a las autoridades iberico-cañís con un “ups, hemos topado con una tormenta y se ha hundido el barco con el tesoro dentro, sorry guys...”. Acabaron muy mal los pobrecillos: Porque como ya dijeron los chicos de Monty Python en su día “nobody expects the Spanish Inquisition!”, pero la Inquisición sí los esperaba a ellos.

Murieron jurando y perjurando que el tesoro lo habían escondido en la Isla de Coco (en aquella época habitual covacha de piratas varios).

Así que durante los últimos casi 200 años, la costarricense Isla de Coco ha sido “víctima” de unas 500 (¡¡!!) expediciones de buscadores de tesoros, incluso a nivel gubernamental se rastreó en busca de riquezas - hasta el día de hoy, no obstante, nunca se ha encontrado allí ningún oro ni similares (al menos no se conoce ningún éxito al respecto). Hubo temporadas en las que la gente iba allí con excavadoras y todo, hacían cincuenta mil agujeros en plena “jungla”, no encontraban nada, se desesperaban y se marchaban dejando las excavadoras allí plantadas de recuerdo.

Aquí es cuando Alex Capus (basándose en la teoría de Walter Hurni) se plantea la pregunta clave: ¿Por qué nadie encuentra el dichoso tesoro si es ahí donde está? Pues, sencillamente porque a lo mejor están excavando en la isla errónea. En el Mar del Sur hay una isla que hoy se llama Tafahi pero que hace una eternidad de llamaba también Cocos Eylant (Isla de Coco)... Y Stevenson se mudó a Samoa donde se convirtió en una persona muy muy muy rica... Si queréis saber cómo termina la cosa, leeros “La otra isla”...

Un libro fantástico para redescubrir “La isla del tesoro” que todos nos leímos de pequeñitos y para elucubrar sobre lingotes enterrados en islotes del Pacífico y sobre la borrosa barrera que hay, a veces, entre ficción y realidad...

2 comentarios:

El Capitán. dijo...

Jaaaarrrr.... es la historia que me contaste, para que contara y yo nunca conté!!!!!

Me ha vuelto a picar la curiosity...
A ver si investigo algo.

G+K

natalika dijo...

Ya, es la historia aquella, sí... Me hizo tanta ilusión el otro día descubrir que el libro también está a la venta en castellano que pensé que tocaba sacar otra vez el temita... En cuanto a investigar: Hay un alemán, Peter Disch-Lauxmann, que es por lo que parece un experto de la Isla de Coco (en Costa Rica) y que ha hecho en los últimos 20 años 5 expediciones a la isla en busca del tesoro... éste link es a su página: http://www.geocities.com/TheTropics/3425/

Y en la página del autor del libro (en alemán: www.alexcapus.de) hay una lista de enlances a temas relacionados con el libro: http://www.alexcapus.de/links.html

El documental que yo vi se titula en la versión inglesa “The real treasure island” y es del director Robert Krause, igual encuentras algo sobre él en Internete...