martes, 30 de septiembre de 2008

Gulasch de Setas

La verdad es que, tras un par de días fríos, en Berlín vuelve a hacer una temperatura muy poco otoñal... pero a mí, entrando en Octubre, el cuerpo me pide ya mantita para el sofá y cambiar la cerveza fresquita de la cena por un vaso de tinto o un té...

Además, sigo sin quitarme de encima del todo ese alarde de catarro con el que estuve peleándome la semana pasada. Por eso ayer, para cenar, tocaba un plato contundente, uno de los que dejan la tripilla calentita un buen rato y le quitan a uno las tonterías y los estornudos: un gulasch de setas.



Es una receta que generalmente hago sin carne (sólo con setas, patata y verdura), pero tenía unos filetes de cerdo en el frigorífico que pedían a gritos el finiquito, así que los incorporé.

Ingredientes:
  • unos 400gr. de setas variadas (yo usé champiñón marrón, champiñón blanco y rebozuelos)
  • 2 cebolletas cortadas en aros (se puede sustituir por una cebolla común; a mí no me gusta, pero he oído que al resto de la Humanidad sí...)
  • 1 o 2 dientes de ajo
  • 1 puerro
  • 3 o 4 patatas medianas
  • 1 cucharada sopera de mantequilla
  • medio vasito (de los de vino) de salsa de tomate
  • la corteza rallada de 1/2 limón
  • una pizca de comino
  • pimentón dulce
  • sal y pimienta blanca
  • entre 400 y 500 ml. de caldo de verduras
  • opcional: 2 filetes cortados en tiras finas


Cómo se hace:

Se cortan las setas en pedazos y se pica el ajo. Las cebolletas y el puerro se cortan en aros y las patatas, una vez peladas, en dados.

Calentamos la mantequilla en una sartén grande (de las altas) y doramos en ella el ajo y la cebolleta. Añadimos enseguida el puerro y las patatas y dejamos pochar unos minutos. Entonces añadimos las setas y salteamos todo hasta que se evapore todo el líquido de las setas. Es ahora cuando rocíamos la verdura con la salsa de tomate y la ralladura de limón. Salpimentamos y ponemos pimentón dulce al gusto (yo le echo abundante) y una pizca de comino. Rellenamos la sartén con abundante caldo vegetal (entre 400 y 500 ml.) y dejamos hervir unso 10 minutos a fuego suave.

Si le vamos a añadir carne al gulasch, aprovechamos el tiempo de cocción para cortar los filetes en tiras finas y saltear éstas un par de minutos en una sartén con poco aceite. La carne la añadiremos al gulasch en el último momento para que ni se seque ni se haga demasiado. ¡Y listo!


Si hacemos la receta sin carne, se puede acompañar de pasta alemana tipo Spätzle (de la zona de Suabia, o sea de la Selva Negra, a base de huevo) o de los típicos Semmelknödel (bolas de masa a base de pan seco, huevo, harina y leche)... Tendré que haceros ambos acompañamientos algún día de éstos...

sábado, 27 de septiembre de 2008

A buscar tesoros...

Lo reconozco: De pequeñita estaba enamorada no sólo de Arturo Pérez-Reverte sino también de Indiana Jones. Tanto que durante bastantes años me planteé muy seriamente la posibilidad de estudiar Historia y hacerme arqueóloga aventurera... Al final me decanté por otras aventuras, pero el caso es que me siguen encantando dos cosas muy en plan "Indy": la Historia y los mapas. ¡Me encantan los mapas!

Me gustan los mapas por muchísimas razones. Me encanta ese puntito "busca-tesoros" que tienen cuando uno es pequeñajo (y que a veces sigue ahí cuando se hace uno mayor), me gustan porque ordenan el caos, y porque unas veces te guían y otras te hacen perderte y descubrir sitios insospechados. Me gusta el hecho de poder sentarme en el suelo de mi casa e irme por ahí de viaje a otros tiempos y lugares. Y me gustan todas esas cosas que los mapas nos cuentan así "entre líneas", de cómo la vida transcurre y los tiempos cambian y con ellos el mundo entero y nuestra forma de ser y de ver las cosas.

Me gusta esa ambivalencia extraña que rodea a todo mapa: saber que un mapa sólo puede ser una instantánea de un momento determinado de la Historia y que todos esos países, topónimos y fronteras puede que mañana mismo ya no sean válidos y, al mismo tiempo, saber que ese mapa en ese preciso momento refleja todo nuestro saber y tiene validez universal...

Además, opino que un mapa siempre será un objeto precioso, a nivel de óptica: Me gustan los mapas porque me parecen bonitos-bonitísimos... Así que con el paso del tiempo he ido coleccionando algún que otro librillo de mapas. Uno de mis favoritos me lo regaló el señor K. y se titula "100 mapas que cambiaron el mundo":




El libro es de "National Geographic" y va exactamente de eso que anuncia el título: Cómo la cartografía ha ido evolucionando con el paso del tiempo y cómo con cada nuevo hito "cartográfico" fue cambiando también nuestra forma de ver el mundo. El planteamiento: Los mapas son una de las formas más antiguas de comunicación y siempre le han servido a la Humanidad para representar o distorsionar el mundo/la realidad...

Hay mapas antiguos que son auténticas obras de arte:




Y mapas militares (aquí la costa de la Normandia en 1.944 cuando iba a tener lugar el famoso desembarco aliado):


... Mapas urbanos (el famoso plano) que implantaron una óptica que hoy ya casi es estándar - aquí el plano de Londres (1.963) con el que todo empezó:


... Mapas que representan el mundo en forma de esquema (esta forma de representar líneas de metro es la más utilizada mundialmente) como en este esquema del metro londinense en 1.935:

Hoy en día hay mapas tan exactos que casi intimidan - por ejemplo los realizados con ayuda de satélites, como éste:


Y siempre existirán los mapas propagandísticos - aquí dos ejemplos: uno sacado del libro; el otro, de esa realidad paralela llamada "mundillo abertzale", hmmmppfff):



Y mapas, que por suerte, han dejado de ser válidos (aunque en el caso de Berlín, esto sólo sea "más o menos" aplicable, por mucho que el muro ya no exista...):

En la actualidad, mis mapas favoritos son aquellos que distorsionan la geografía que tenemos en mente y damos por "inamovible" en base a datos variados - en el ejemplo del libro, el tamaño de los países se ha calculado en base en al número de habitantes de los mismos: Rusia y Australia (prácticamente deshabitados) se vuelven mini-puntitos, mientras China e India se inflan como globos...


No he conseguido averiguar si este fantástico libro se ha editado también en España - si alguien lo encuentra, que se lo compre ¡es muy interesante!

A quien le gusten los mapas, le recomiendo tres blogs obligatorios:

- En inglés, el non-plus-ultra de la "cartografía curiosa": El blog "Strange Maps" (mapas raros) lleva dos años recopilando los ejemplares más increíbles. Hay de todo: Desde mapas de ficción (los mundos de "El señor de los anillos", por ejemplo) hasta mapas temáticos (el mapa de la obesidad en EE.UU. no tiene desperdicio), pasando por mapas de cartografía gastronómica (el mapa de los panes en Francia) y mapas sencillamente falsos (¿¿desde cuando África está entre Europa y América??)... ¡Simplemente genial! En esta página yo me paso horas en trance total...

- En español, la "Cartoteca", que habla de todo lo relacionado con el mundo de la cartografía e incluye también muchísimas joyitas de mapa... Merece la pena sobre todo porque presenta muchos libros sobre el tema y tiene cantidad de posts relacionados con cartografía histórica española...

- En alemán, el "Landkartenblog" (el blog de mapas, vaya), otra super-recopilación de todo lo habido y por haber en cuanto a mapas y cartografía... No os perdáis este fantástico mapa-mundi hecho con carne en lata... ñam-ñam...

Otro día os hablaré de dos maravillosos atlantes (sí, creo que ese es el plural oficial de la palabra atlas...) que compré hace poco y que combinan dos de mis pasiones: los mapas y el lenguaje/los idiomas... Se trata del "Atlas de los nombre verdaderos (Europa)" y el "Atlas de los nombres verdaderos (mundo)", unos divertidos mapas sobre el origen etimológico de topónimos tan comúnes como "Yucatán", "Madrid", "Pamplona" o "Malta"...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Al catarro... ¡sopas!

Ha llegado el otoño y hace "fresqui" - tanto, que estamos ya con la calefacción puesta...

Desde el lunes estoy lidiando una pelea cruel contra los virus y bacterias varios que me habré tragado, como siempre, en los aviones y aeropuertos varios de la última semana... Si sigue así el panorama, a partir de ahora sólo volaré con mascarilla hortera a lo Michael Jackson...


Así que así estoy... ¡a sopas! Caseritas y ricas y levanta-muertos, espero... De momento y gracias a tanta sopa consigo medio más o menos arrastrarme hasta el ordenador para más o menos trabajar.

¡Qué viva el rico caldo! Este era de apio, cebolla, ajo, zanahoria, puerro, perejil, carne de cerdo y champiñones... Y con toneladas de fideo, claro.





lunes, 22 de septiembre de 2008

Souvernirs vacacionales...


Estoy en pleno proceso de "réentrée": Como casi siempre en estas fechas, acabo de estar por la lejana patria y, para no variar, me he traído un par de "souvenirs". Es decir...

... he vuelto con 24 recetas nuevas bajo el brazo...


... y me he comprado un par de caprichillos (moldes de flan y canutillo y aros para emplatar)...


... y además le he traído al señor K. su pedido favorito...






También he echado de menos algunas cosas (mi propia cama, mi cepillo de dientes eléctrico, ese tipo de tonterías) y al señor K., claro, que, para no variar, no ha podido acompañarme.

Por lo demás, el recién acabado viaje se ha caracterizado por lo de siempre: relax y descanso. Es decir, en siete días me he tragado unos 4.000 kilómetros en aviones, 12 de taxi, unos 250 de coche y otros +/- 215 Km. en autobuses varios; he dormido en tres camas distintas de tres casas distintas de dos municipios diferentes; he cenado en cuatro casas y me he pasado por unas seis o siete (ni sé) y he trabajado sólo unas 12 horas de las 20 que había planeado inicialmente...

Pero, al menos, he aprovechado para conocer a los nuevos miembros de la familia y también, claro, para llenar la despensa de vituallas autóctonas:




Además he incluído cinco nuevos libros a mi lista de la compra para el otoño: "Saucen" uséase "Salsas" de Michel Roux, "El libro de oro del chocolate", "El juego del ángel" de Ruiz-Zafón, "Eine Frau. Ein Buch" (porque ya me compré en su día "Ein Mann. Ein Buch" y me reí muchísimo con él además de aprender cantidad de cosas muy útiles - de las que otro día os hablaré) y "Sagen Sie jetzt nichts" (un fantástico libro de foto-entrevistas en la que los entrevistados responden a todas las preguntas poniendo caras en vez de hablando, ¡qué viva el lenguaje corporal!)...

¿Algo más? ¡Ah, sí! ¡He comido mucho y muy bien! Muchos caprichitos caseros (las lentejas y sopas de mi madre, borraja, achicoria, una impresionante chuleta, una ensalada de langostinos de mi cuñado que estaba de escándalo, tropocientas croquetas, etc.) y algunos de los de cocina profesional (estupendo domingo de comilona con el clan a golpe de risotto de hongos con foie, solomillo también con foie, ricas torrijas y con unas cuantas copas de ese Enate Gewürztraminer que tanto me gusta). Lo único que esta vez me he saltado, ha sido la obligatoria sesión de pintxos en El Gaucho y tabernáculos conlindantes. La próxima vez, más y mejor...

Lo peor de toda la semana vacacional ha sido, de todos modos, levantarme hoy lunes para retomar la vida esa que llamamos normal y darme cuenta "ipso facto" que ya estoy incubándome algo, como siempre que vuelvo de España cañí (la última vez fue una bronquitis bacterial, la penúltima un catarro, creo que esta vez toca gripe... o anginas...).

Ya veremos.