sábado, 26 de julio de 2008

Cazando a Karadzic

A mí los Balcanes siempre me han fascinado. Será porque me gustan la Historia (ya se sabe: "polvorín de Europa" y todo eso) y las Relaciones Internacionales (los rusos y sus siervos, perdón, serbios, la ONU y la OTAN para no variar metiendo la pifia, etc.) o será por el cuñado ése ex-casco-azul-en-Kosovo que tengo (que a veces me cuenta batallitas) o, tal vez, por pura y simple influencia revertiana.

Lo de la influencia revertiana me parece la opción más probable. Yo de pequeñita estaba enamorada de Arturo Pérez Reverte (aunque quería casarme con Arconada, que entonces aún era portero de la "sele"... pero esa es otra historia). Mucho antes de que él se hiciera famosete, y mucho antes de tener yo uso de razón, ya me hacía "tilín". Revertín siempre será el primer tipo al que me he querido llevar al huerto: Me gustaba aquel tío flaco con gafas sobredimensionadas y reloj más sobredimensionado todavía, que salía por televisión desde rincones insólitos y con la piel curtida por el sol (o por la mala vida, qué sé yo). Tenía pinta de intelectual ajado y a mí los intelectuales y los futbolistas siempre me han calado hondo, gustos esquizofrénicos que tiene una. De pequeñita no me perdía una guerra aunque por entonces ni siquiera estaban tan de moda como hoy, las guerras, digo.

Así que, entre AAR poniéndome nerviosa desde Sarajevo y la de horas que metí a vueltas con los Balcanes por aquella legendaria matrícula de honor que me pusieron en RR.II. en la universidad, he llegado a desarrollar con los años una auténtica adicción por lo balcánico. De ahí que he tenido una semana bastante entretenida. He utilizado cualquier bloqueo creativo del trabajo para sumergirme en la prensa con Radovan y sus barbas blancas y perder el tiempo con la enésima relectura de sus atrocidades varias.

Y he decidido aprovechar la ocasión para empezar [hablando en platina] recomendando una película. Se trata de una película en realidad bastante mala: "La sombra del cazador", en original "The hunting party" (del 2.007, dirigida por Richard Shepard y con Richard Gere de protagonista). No la conocía, debí perderme su estreno en cines o puede que aquí en tierras teutonas haya salido directamente a DVD sin pasar por salas. El caso es que, curiosamente, la ví hace dos semanas en casa - un sábado por la noche de ésos en los tu videoclub de confianza no tiene nada mejor que ofrecer. Y digo curiosamente porque la película trata de la búsqueda (o no-búsqueda, según se mire) de Radovan Karadzic ¡y quién me iba a decir a mí que quince días después realmente iban a cazarlo!




"La sombra del cazador" cuenta la historia de un trío de reporteros que, mientras cubren el quinto aniversario del final de la guerra, deciden "cazar" al criminal de guerra más buscado de Bosnia, un tal Bogdanovich, que en todo se parece al Karadzic real de forma inquietante. Lo irónico de su búsqueda es que ni la CIA, ni la ONU, ni la OTAN ni las autoridades locales han conseguido en cinco años atraparlo, mientras prácticamente todo el mundo sabe dónde está. Quien no busca difícilmente encuentra - las similitudes con el caso real Karadzic no son sólo inquietantes sino justificadas: la película se basa en hechos reales.

He leído alguna crítica que calificaba a la película de comedia, lo cual me parece una majadería, pero el caso es que tiene sus puntos satíricos y algún que otro intento de humor negro. Pero no funciona del todo, la mezcla de road-movie con lá sátira política y toda la crítica denunciante de la trama podría haber sido explosiva, pero aquí no prende. La película no pasa de ser un tanto estrambótica pero totalmente inofensiva.

El único motivo por el que la recomiendo son los extras del DVD, que narran la historia verdadera detrás de la ficción, y que no tiene desperdicio. El hecho real en el que se basa el argumento fue la búsqueda de Karadzic por parte un grupo de reporteros americanos y europeos.

El periodista Scott Anderson se reunió en Bosnia con un grupo de colegas con quienes estuvo cubriendo la guerra de los Balcanes para recordar buenos tiempos en plan lúdico-vacacional. Y a raíz de un anuncio en la prensa bosnia publicado por el gobierno de los EE.UU., donde se ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares por la captura de Karadzic (anuncio éste que incluía un número de teléfono de 24-horas al que absurdamente sólo se podía llamar desde los mismos Estados Unidos), a estos chicos, en pleno frenesí etílico-festivo no se les ocurrió mejor idea que cazar a Karadzic ellos mismos.

Un plan sencillísimo y perfecto: Ya que se rumoreaba que Karadzic estaba en Celebici (cerca de la frontera con Montenegro), decidieron montarse en el coche, indagar un poquillo, neutralizar entre los 5 de alguna forma al regimiento de guardaespaldas del amigo Radovan, trincarlo, entregarlo a la justicia y, de paso, repartirse los cinco millones. Y luego, seguir con el plan inicial de poner rumbo al Adriático y tostarse al sol entre bikinis y daiquiris. De ahí al delirio total: un paso. Acabaron metidos en un follón monumental, los tomaron por un comando exterminador de la CIA, le costaron su puesto a un oficial ruso que trabajaba para la ONU en Bosnia, se las tuvieron que ver con la OTAN y no les faltó realmente prácticamente nada para haber descubierto a Karadzic. Todo en un par de días, mientras las autoridades internacionales llevaban cinco años buscándole (o diciendo que lo hacían, vaya).

Sólo por todo esto recomiendo ver la película: porque la ves y piensas "qué tonterías se inventan en Hollywood a veces" y te parece graciosa porque es francamente surreal, y luego te intriga el texto ése que han puesto después del "fin" que te avisa de que sólo las partes más inverosímiles de la historia son reales... y entonces pasas a los extras del DVD y la entrevista del director con dos de los reporteros reales hace que se te caiga la mandíbula hasta el ombligo. Y te ríes a carcajadas oyendo el relato de su historia y, al mismo tiempo, te entra una monumental depresión. ¡Qué mundo más perro!

Así que ahora que en todo el mundo mundial tanto funcionario, político y general condecorado se alegra tanto de haber, por fin, capturado a Radovan Karadzic, véte al videoclub de la esquina y alquila la película y deprímete tú también un rato, que tanto buen humor no sienta, ya se sabe, nada bien. O lee el artículo que Scott Anderson escribió en su día (o sea, en el 2.000) en el "Enquirer", contando cómo había pasado sus vacaciones en Bosnia a la caza de Karadzic. Está en inglés, me perdonarán los poco anglófilos.

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