Me vuelve loca la acelga. Creo que no me cansaré nunca de comerla (el señor K. tampoco: él que hasta hace un par de años no había visto una acelga en su vida, es ahora un incondicional absoluto) y de probar nuevas formas de prepararla. Aunque siempre me han gustado mucho casi todas las verduras (mira que era una niña rarita yo: comía poquísimo y fatal pero siempre me ha “encantao” el verde que a tantos críos al parecer horroriza...), la acelga es sin duda mi favorita indiscutible. Me gusta porque su sabor tiene personalidad y porque me encanta lo bien que huele la cocina cuando la cueces. Me gusta por versátil y facilona (en el mejor sentido de la palabra), porque es sana y no se hace de rogar.
Hay quien menosprecia la acelga por ser una verdura “humilde”, como si la humildad no pudiera ser igualmente exquisita (hay que joderse, señores). Supongo que ha sido durante mucho tiempo una pobre malentendida: tan incapaz de saciar el hambre básico (que era lo que antiguamente más contaba), tan pobre en grasas, calorías, hidratos de carbono, proteínas... tan poco “sexy”, vaya,... y al mismo tiempo tan rica en vitaminas, minerales (hierro, calcio, potasio, etc.) y fibra. Es digestiva, diurética y antiinflamatoria y fortalece el cerebro. Y está riquísima, la pongas como la pongas.
Muchas veces, cuando hago sólo las pencas (con bechamel y taquitos de jamón y txistorra o rebozadas y rellenas de jamón york), intento idear algo nuevo que hacer después con las hojas verdes que me han sobrado. La semana pasada, uno de esos intentos de aprovechamiento me llevó a improvisar este pesto de acelga que serví con espaguetis integrales.
Salió estupendo y repetiremos, desde luego: aunque en el primer momento parece que el sabor del aceite de oliva predomina sobre el resto, enseguida en la boca se acentúa el sabor de la acelga (dicho sabor llega desde la retaguardia y luego se pone cómodo y no hay ya quien lo pare, jaja, parezco un comentarista deportivo). Muy rico, sobre todo en combinación con el tono algo “anuezado” típico de la pasta integral.
Ingredientes (para dos raciones descomunales):
- 250 g de espaguetis integrales
- 125 ml de aceite de oliva
- unos 16-18 pistachos
- un diente de ajo no demasiado grande
- unos 25 gramos de queso Grana Padano
- unos 100-120 gramos de hoja de acelga cocida
- un par de granos de pimienta roja enteros
- una pizca de sal
- queso rallado al gusto
Cómo se hace:
Cocemos la pasta al dente en agua con sal.
Entretanto echamos en un vaso de batidora el aceite con los pistachos (pelados), la acelga (que habremos cocido previamente unos 10 minutos en agua con poca sal y unas gotillas de aceite), el ajo pelado y el queso (cortado en trocitos pequeños). Añadimos algo de sal (con precaución) y unos granos de pimienta y batimos con la batidora hasta que quede una consistencia cremosa y homogénea.
Servimos la pasta con abundante pesto y espolvoreamos con más queso rallado al gusto.
Pienso que este pesto saldrá incluso más sabroso aún haciéndolo con nueces en lugar de pistachos. Una buena opción para ir probando más variantes sería también añadirle algún “tropezón” a la pasta: tomates cherry o unas gambas salteadas, colas de cangrejo o tal vez unas setas a la plancha...
Probad y ya me diréis. Nosotros, desde luego, hemos añadido el pesto de acelga a nuestro repertorio cotidiano.
¡Que aproveche!
8 comentarios:
Pues sí que has sido una niña rara, gustándote las "cosas verdes". Yo he aprendido de adulta, supongo que como muchos. Cuestión de educación cultural, siempre me ha fascinado ver a los niños aquí, desde muy pequeños, comer cosas verdes, creo que aprenden a comer de otra manera a lo que aprendimos nosotros en España ¿no te parece? Niños en cochecitos de bebé agarrando un falafel con ansia y rechupeteándolo o comiéndose un plato de espinacas así, a pelo, no me imagino a ningun niño así en España (y si me apuras a ningún adulto).
Dices que la acelga fortalece el cerebro?... la añadiré a la dieta, espero que no sea demasiado tarde ;-D
Puede que tengas razón, con lo del aprendimiento diferente... No sé, nosotros creo que tuvimos de críos siempre la suerte (o la desgracia, jaja) de que mi padre tenía una huerta que era una barbaridad: calabacines, alubias, etc., y ponía 500 millones plantas de cada cosa el hombre y luego había que comerse todas aquellas toneladas de verde... :D
Y luego, claro, que en Navarra sí que se come mucha verdura, a mí el trío borraja-acelga-achicoria (me encanta ese sabor ligeramente amargo que tiene, uhm, qué pasada) me bastaría para ser feliz " in secula seculorum" (y mira que yo soy una carnívora que no veas)...
Tendrías que ver la cara con la que me suelo echar encima de las borrajas que pone mi mami cuando estoy en España, aquí que no hay... snif...
Coño, estoy hoy de un torpe impresionante... a ver, nuevo intento...
Joder, me acabo de inventar la palabra "aprendimiento", ¿verdad? ¡Qué barbaridad! Esto de vivir en teutón me va a llevar a la ruina gramatical y moral - totalmente...
Me van a terminar anulando la licenciatura, jaja (y con razón, además)...
Aprendizaje. Pues eso.
Pues que nos la anulen a las dos porque yo no he notado nada raro... ¿seguro que no vale? Jeje ;-)
Vaya, pues yo también he sido criada con mucho "verde que te quiero verde", igual que Natalika, y me encanta. El problema es que vivo con un norteamericano que ha conocido las acelgas muy tarde (hace cinco años no se encontraban en Quebec), y que odia por igual espinacas, acelgas, alcachofas (mi verdura favorita) y berros. Así que tengo andar como con los críos pequeños, pensando en camuflar la hojarasca en currys y otros platos. Este pesto me parece un camuflaje estupendo :-). Adoptado queda.
@Noema: No, creo que no vale... ;-) ¿a tí también se me meten entre ceja y ceja palabras españolas rarísimas que son pura ficción?? Yo a veces digo "isolao" cuando quiero decir "aislao"... estoy fatal, estos alemanitos van a acabar conmigo... :D
@Arantza: Eso, "verde que te quiero verde". Fenomenal. Mi aitatxo solía decir siempre que el verde es bueno... lo cual es una verdad como un templo, oiga.
O sea que tu chico odia las acelgas y cía. pero bebe mejunjes de esos verdes esotéricos y raros, ¿no? Coñes. Qué raritos son estos hombres, de verdad, eh... Tú camufla, camufla, que igual se le cambia el chip y aprende ;-))
Tengo acelgas en mi huerto y ya no sabía cómo cocinarlas... Buscando alternativas me has dado un montón de ideas... Hoy adaptaré ésta a los gustos de la familia. Gracias.
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