martes, 5 de mayo de 2009

Empieza el día con alegría...

No se vosotros, pero yo nunca he sido una gran desayunadora. Entre otras cosas porque, así, recién salida de la cama, nunca tengo hambre (independientemente de si me levanto a las siete o a las dos de la tarde, no os vayáis a pensar...). Cuando aún era fumadora (es decir, hasta hace unos nueve meses) lo mío era el denominado “desayuno de las putas”: Un café y un cigarrito. Y para de contar.

Por influencias del señor K. hace años ya, no obstante, que a veces desayuno: En esta casa el brunch de los fines de semana es sagrado. Soy una “centroeuropea asimilada” ejemplar. Nuestro desayuno los fines de semana suele tener una duración de varias horas (en general hasta la hora de la cena, la clave está en la transición fluida del asunto: “tú haces la cena y yo recojo la mesa del desayuno”, ehm, ya...) e incluye elementos indispensables e inamovibles tan fabulosos como mini-hamburguesas con mayonesa casera, salchichas con mostaza dulce, huevos revueltos o fritos para el señor de la casa, panecillos surtidos, zumo, embutidos, nutella, mermeladas varias, varios litros de café, quesos de todos los tipos y colores, fruta, etc... a veces me estiro y hago tortitas y las ahogo en nata montada . Jijiji.

Pero, ¿entre semana?: Nada, niente, nothing... Café, con leche y azúcar. Y para de contar. ¡Pues eso se va a terminar! ¿Por qué? Pues porque he conseguido, ¡por fin!, que mi horno escupa los muffins (o sea las magdalenas de nuestra infancia, de aquellos maravillosos años en los que no todo estaba norteamericanizado) más fantásticos, esponjosos y preciosos del mundo mundial. A partir de ahora he decidido desayunarme una magdalena casera todos los días. Mi horno y yo hemos pasado de una fase inicial de desconfianza mutua a la simbiosis total... ¡yippie...!

La receta, por cierto, la he sacado del blog de Pioneer Woman - no estoy segura de si esa mujer existe realmente o sólo es tal vez un gag de marketing, pero me gustan algunas de sus recetas “american-style” y como es bien sabido que soy una persona con una conducta moral más bien, ehm, “relajada”... pues bueno, en lugar de boicotearla por poner publicidad del McDonalds en su página pues le he “robado” los muffins del desayuno...

Ingredientes (salen unas 20-22 uds.):

  • 4 “tazas” de harina
  • ½ “taza” de azúcar
  • 2 cucharas de levadura tipo “Royal”
  • ½ “taza” de margarina
  • 2 “tazas” de mermelada de naranja amarga
  • 1 “taza” de zumo de naranja casero
  • 1 cucharilla de esencia de vainilla
  • 2 huevos
  • ¾ “taza” de azúcar
  • 1 cucharilla de canela molida
  • 1 cucharilla de nuez moscada en polvo
  • 1 cuchara + 1 cucharilla de mantequilla derretida
  • ¼ cucharilla de sal

Nota: Las medidas de esta receta son americanas (tazas, cucharas, cucharillas) y se basan en volumen y no en peso. Hay muchas tablas de conversión en Internet (como esta o esta o esta) que podéis utilizar a la hora de adaptar las cantidades a gramos.

Yo os recomiendo no obstante improvisar los medidores (o compraros un juego de tazas): Para la “taza” se puede utilizar cualquier vaso o tazón que tenga un volumen de unos 237-240 ml. – si pesáis con vuestra báscula 237-240 gramos de agua (que serán asimismo 237-240 ml. de agua) y los echáis en un vaso, el punto hasta el que llegue el agua será el equivalente al volumen de una “taza” americana. Con un rotulador de los imborrables hacéis una marca y ya tenéis taza medidora (lo más práctico es hacer marcas asimismo en ½ taza, ¼ de taza, 1/3 de taza, etc...). En cuanto a las cucharas, lo más fácil es comprarse un set de cucharas medidoras (no sé dónde las venderán en España, en alguna tienda de menaje de cocina seguro que habrá, en Guibert en Pamplona seguro que las tienen – y buscando en Google “cucharas medidoras” o “cucharas medidas” deberían aparecer tiendas on-line donde comprarlas igualmente...) y dejarse de conversiones y locuras.

Cómo se hace:

Ponemos el horno a precalentar a 190 grados.

Mezclamos en un bol la harina, la media taza de azúcar y la levadura, añadimos la margarina y mezclamos bien hasta que ésta esté incorporada.


En un bol aparte echamos dos tazas de mermelada de naranja amarga y una taza de zumo de naranja casero, mezclamos bien y añadimos la cucharita de esencia de vainilla. Volvemos a remover.


Echamos estos ingredientes líquidos en el primer bol (en el que están los ingredientes secos), batimos los dos huevos y los añadimos igualmente.



Mezclamos con mucho cuidado todos los ingredientes (con ayuda de una cuchara de palo o con el robot de cocina o un batidor de varillas). Es importante no sobre-mezclar la masa, porque si no, los muffins no saldrán esponjosos. Dejamos de mezclar justo antes de que estén todos los ingredientes incorporados del todo y reservamos mientras preparamos el “topping”.

Para ello, mezclamos en otro bol los ¾ de taza de azúcar con la canela en polvo y la nuez moscada. Añadimos la mantequilla derretida y removemos bien (quedará una consistencia algo húmeda). Por último echamos la sal y revolvemos una última vez.




En una bandeja para muffins colocamos los correspondientes moldes de papel (o engrasamos directamente la bandeja con mantequilla o spray de aceite) y los rellenamos con la masa. Como colofón, espolvoreamos cada futura magdalena con una cucharita del “topping”.


Metemos al horno durante unos 20-22 minutos (según la receta original, yo a los míos los dejé un ratito más, unos 24 minutillos). Sacamos los muffins de la bandeja y dejamos enfriar sobre una rejilla. Mientras se enfría la primera tanda horneamos la segunda (mi bandeja de muffins tiene 12 huecos, así que me toca trabajar en dos tandas).

Si podéis hacer estos muffins sin papel (utilizando spray de aceite o algo así), os recomiendo hacerlo porque cuesta bastante luego quitarles el papel. Pero ricos, salen riquísimos. En casa nos ha gustado muchísimo el toque ligeramente amargo que le da la mermelada de naranja, sobre todo en combinación con el topping que queda crujiente y dulzón. Salieron hasta tal punto esponjosos que estoy aún aturdida de que algo tan fantástico haya salido de mi horno (creo que por fin le he perdido el miedo al tándem compuesto por mi horno asesino y la repostería).



Como el primer intento salió tan bien, al sábado siguiente me lancé a modificar la receta y hornée dos tandas de muffins con zumo de naranja y confitura de albaricoque. Quedaron igualmente jugosos aunque de sabor un poco más sosetes. Estoy en espera de probarlos aún con mermelada de piña o pera o de frutos del bosque y sus zumos correspondientes... Oh! Y de atreverme a añadirles nueces o avellanas o pistachos o pasas o o o...



La próxima vez (o sea: el sábado, ya que voy a hornear unos cuantos para el 90 cumpleaños de la abuela del señor K., que es este domingo) pesaré los ingredientes después de medirlos para poneros aquí las cantidades en gramos.

4 comentarios:

The Intercultural Kitchen dijo...

A mí me pasa como a ti, entre semana no me levanto con hambre, sólo líquidos (café y zumo recién exprimidito, eso sí), pero hija, desde que vivo aquí los fines de semana me desayunaría un elefante. Los desayunos-brunch de los fines de semana son lo mejor del mundo mundial, por eso creo que en el fondo es cuestión pi-si-cológica.
Gracias por las tablas de conversión, siempre me da una pereza enoooorme hacer recetas con medidas americanas por eso. A ver si me arremango y hago el truco del vaso para tenerlo, eso si me aclaro con las medidas porque para servidora, los cálculos de volumen, tablas de tres y company son una combinación nada saludable.
Hala, me cojo una magdalena y me largo. Vaya rollo te he soltao sin decir na congruente. :P

natalika dijo...

A mí con el brunch me pasa igual: Antes la sola idea de comerme media docena de mini-frikadellchen ahogadas en mayonesa recién hecha a la hora del desayuno me hubiera dado escalofríos. Ahora si no hay hamburguesillas en el frigo los domingos me suele dar un ataque de nervios (en serio).

Lo de las tazas y cucharas es una mandanga, estos británicos y americanos están locos. Pero apenas encuentras dos tablas de conversión iguales así que ya no me fío mucho y prefiero medirlo todo yo solita. Tengo la suerte de que el vaso de la foto tiene justamente 240 ml. (ahí estuve, pesando el contenido en agua de todos mis vasos y tazas hasta que topé con el correcto), así que más o menos me apaño.

Incongruencias las mías, no?

Gracias por la visita, ¿otra magdalena?

La cuina vermella dijo...

Hola flor, a mi el desayuno de la putas me ha llegado al alma, porque yo hago el desayuno de la mega puta: café, bocata pan con tomate con jamón y el cigarrin jajajaj

El tema del brunch me encantó!

Un beso y fantástica receta. eres la mejor.

natalika dijo...

@cocina roja: Ains, ves? A veces echo en falta el cigarrin, calla, calla.....

Llevo meses queriendo escribir algo sobre el brunch de esta casa y sobre los brunchs de "fuera de casa" en Berlín... jaja, pero luego melanzo con tanto ímpetu a las mini-hamburguesinas que nunca me acuerdo de hacer fotos ni nada :D

besines de vuelta, majetes