viernes, 29 de agosto de 2008

¡No existo!

Pues eso: no existo. ¡Casi 32 años de existencia para enterarse una a estas alturas de algo así...! El señor K., por cierto, tampoco existe (bueno, al menos en teoría, porque yo doy fe de que los calcetines usados en el suelo del salón me los deja ahí clavaditos el señor K. y no un ente inexistente cualquiera, y la aspiradora en esta casa la pasa el señor K., no se pasea ella sola por las habitaciones...).

De que no existimos me dí cuenta ayer por la mañana mientras pescaba la prensa del buzón, sí, del buzón, en esta bendita república se lleva mucho el subscribirse al periódico, te lo meten en el buzón a las cinco de la mañana y te lo puedes leer con el desayuno sin necesidad de pisar la calle: Los jueves llegan a esta santa casa (que tan "prensáfila" es - ¡la RAE debería inventarse esta palabra si no lo ha hecho ya...!) el "Kicker" y "Die Zeit"... uséase un periódico de fútbol y otros deportes varios (¡!) y un periódico semanal de "política, economía, saber y cultura" que se supone que es para "intelectuales" (¿qué coño es un intelectual?)... Esta explosiva combinación ayer me saltó por primera vez al ojo de una forma brutal:



O sea, que el señor K. y yo somos o bien intelectuales con una extraña obsesión por el fútbol o bien arriero-futboleros con ramalazos de intelectualidad liberal y encima, para liarla más, a veces nos salen brotes elitistas y conservadores, sobre todo cuando los domingos pescamos del buzón la edición dominical del "Frankfurter Allgemeine Zeitung" (en Alemania la mayoría de periódicos no salen los domingos, cosa que nunca jamás llegaré a entender, para mí un periódico es una cosa intrínsecamente unida a los domingos, al igual que un domingo es una cosa íntrinsecamente unida a leer la prensa - lo de los domingos y los periódicos es una cosa de esas de las de "sine qua non", vaya)...

En otras palabras: Somos un cruce con una pinta tan rarita, tan sumamente inverosímil si se atiene una a las estadísticas, que he llegado a la conclusión de que debemos ser una ficción...

O eso, o estamos esquizofrénicos perdidos.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Chorrada de Setas

Últimamente ando tan tan tan liadísima (entre otras cosas por culpa de cierto cliente toca-pelotas que cambia de idea cada dos horas), que no me queda tiempo para casi nada, así que como lo único que hago aparte de currelar es cocinar (las cenas del señor K. y esta menda), hoy, a falta de mejores batallitas que contaros esta vez, cae otra vez receta...

Existe un postre típico de la gastronomía bávara y austríaca que se llama "Kaiserschmarrn". Es un plato hecho a base de una masa harinosa, parecido a unas tortitas rotas (a propósito), acompañadas de alguna cosa dulce: pasas, compota de manzana, albaricoques, almendras, frutas del bosque, etc... y que se espolvorea de azúcar glacé y puede servirse también con helado de vainilla o nata montada... Es, en realidad, un postre de esos que es casi un menú porque llena que es un primor...

La palabra Schmarrn viene a significar, coloquialmente, una cosa de poca importancia, una nimiedad - una chorrada, vaya. No he conseguido todavía enterarme de por qué el postre dichoso se llama pues "chorrada del emperador" o "chorrada imperial" (emperador por "Kaiser").

Menos conocida es, en cualquier caso, la variante "salada" de este plato: Hay Schmarrn de patatas, con jamón... ¡y con setas! ¡Con lo que me gustan a mí las setas!

Así que cuando las pasadas Navidades me cayó el culinario "Kochbuch" de Tim Mälzer en las manos y ví que había receta de Schmarrn de Setas... pues como que fue la primera receta que ipso-facto probé, claro...

La "chorrada de setas" es a estas alturas ya famosa en mi familia: Cierta sobrina adolescente de cuyo nombre, hmmmpppff, no quiero acordarme (jejeje) la calificó algo despectivamente de "pastel de setas raro" y creo que sigue teniendo, desde su visita a Berlín en mayo, pesadillas con este plato... Y digo yo: Margaritas a los cerdos.

Aquí va la receta:

Ingredientes:
  • 500 gr. de setas variadas (champiñones, setas de cardo, gírgolas/setas ostra, boletus, cantarelas, lo que os pille más a mano - seguro que poniéndole perretxikos sale espectacular...)...
  • 150 gr. de harina
  • 150 ml. de leche
  • 4 cucharadas soperas de nata líquida
  • 4 huevos
  • sal
  • azúcar glacé
  • mantequilla
  • 1 bote (200ml.) de crème fraîche
  • 3 cucharadas de cebollino picadito
  • 1 chorretón de zumo de limón
  • pimienta

Cómo se hace:

Se cortan las setas en pedazos (más o menos toscos) y se rehogan unos 4 o 5 minutos en la sartén con mantequilla. Yo el lunes utilicé setas de cardo y champiñones marroncitos - que fue lo único, micólogicamente hablando, que encontré el viernes a las nueve y media de la noche en el súper... La sartén óptima es una que se pueda meter al horno (si no se pueden pasar los ingredientes para el horno a una fuente de gratinar, como hago yo).

Entretanto se mezclan bien en un bol la harina, la leche y la nata. Se separan las yemas de huevo de las claras: Las yemas se incorporan a la masa mezclando bien. Las claras se baten a punto de nieve (con una pizca de sal y una pizca de azúcar glacé para darles mejor consistencia). Se mezcla un tercio de las claras batidas con la masa, el resto se incorpora poco a poco y con cuidado (sin batir ni revolver para que no "se caigan" las claras) en el último momento.

Se echa la masa sobre las setas (si la sartén puede ir al horno, si no se cambia todo de recipiente) y se mete al horno (precalentado) a 180º unos 10 minutos. Cuando esté la masa lista ("hecha"), se saca y se pone de nuevo a fuego bajo y se rompe la masa con unas cucharas de madera. Se le añade algo de mantequilla y se espolvorea con azúcar glacé, removiendo el "Schmarrn" a menudo. El azúcar se supone que está ahí para que la masa caramelice un poco sin llegar a ponerse dulce: a mí de todos modos incluso me gusta que le salga un toque dulzón (por la mezcla de sabores con la salsa, que me encanta), así que yo le echo abundante azúcar glacé...

Para la salsa se mezcla la crème fraîche (¿cómo se supone que se llama en castellano? ¿crema/nata agria? ¿crema fresca? ¿quién lo sabe?) con el cebollino cortado y con un chorretón de zumo de limón y se condimenta con sal y pimienta.

Se sirve el "Schmarrn" en los platos y se "cubre" con la crema de cebollino...

Mmmmmmmmmmm... ¡Quéééé ricoooooooooooooo! Esta receta que a mi sobrina tanto horrorizó en su día (claro, no le gustan las setas...) a mí me levanta pasiones...

lunes, 11 de agosto de 2008

Tortiglioni Omnipotentes

Les llamo así porque llevan "de tó" y porque acaban también con todo (con el hambre, el cansancio, la frustración de una jornada laboral chunga, el mal humor, la desgana, todo de todo).

La receta es de uno de mis actuales libros de cocina favoritos, el "Kochbuch" (traducido, simplemente: "Libro de Cocina", sin poéticas rebuscadas) del televisivo cocinero alemán Tim Mälzer y la hacemos en casa cada dos por tres, porque nos ha creado una adicción brutal. La verdad es que nunca veía el programa de cocina del Mälzer en TV, pero el libro me lo regalaron en Navidad y me ha sorprendido muy gratamente: He probado ya un montón de las recetas y hasta ahora, el resultado de todas ellas me ha encantado (estos tortiglioni, la dorada con melocotones y queso de cabra, el "Schmarrn" de setas, etc. - os las iré poniendo para que probéis, ya veréis qué rico todo...mmmm...).

Cuando tuve visita familiar española en mayo (sí, sí, daros por aludidos), puse todo mi esmero en hacer todas las noches mis recetas favoritas - pero he oído después que calificaban mis gastronomías teutonas de "extrañas"... De todos modos, sigo sin darme por vencida y no voy a cambiar de opinión: Creo que cualquiera que se coma estos tortiglioni va a dormir esa noche feliz...

Ingredientes para 2 de apetito insaciable (plato único) o 4 de apetito normal:

  • 170 gr. de Tortiglioni (súper macarrones con "estrías")
  • entre 150 y 200 gr. de panceta fresca cortada en rodajas de un dedo de espesor
  • 1 lata de anchoas o sardinas en aceite
  • 50 gr. de tomates secos
  • 2 rebanadas de pan de molde
  • 4 cucharadas soperas de hierbas picadas variadas (salvia, albahaca, tomillo, perejil, etc.)
  • 2 cucharadas soperas de sémola de maíz
  • sal
  • aceite de oliva
  • 50 gr. de mantequilla
  • 50 gr. de alcaparras
  • 1 chorretón de zumo de limón
  • pimienta
  • un par de manojos de rúcula

Cómo se hace:

Se corta la panceta en dados de unos 3 cms., así como las anchoas/sardinas en pedacitos y los tomates secos en tirillas. En un vaso alto (de batidora) desmigar el pan de molde, añadir las hierbas y batir con la batidora, añadirle a esta mezcla la sémola.

Pasar los dados de panceta por la sartén con aceite de oliva unos 5 minutos hasta que estén crujientes y reservar. Entre tanto habremos puesto los tortiglioni a cocer con sal, después de unos aprox. 7 minutos sacarlos y escurrirlos (¡sin pasarlos por agua fría!).

Calentar la mantequilla en la sartén en la que hicimos la carne, añadirle el pan rallado de hierbas y los tortiglioni y darle un par de vueltas en la sartén a todo ello hasta que vaya dorándose. Mover con frecuencia la sartén. Añadimos la panceta, las anchoas/sardinas, los tomates, las alcaparras, el zumo de limón y la rúcula (que romperemos toscamente con las manos para hacerla más manejable a la hora de comer). Dar un par de vueltas en la sartén y de ser necesario rectificar de sal y pimienta.

¡Voilá! ¡Qué rico! No me diréis que no, ¿no? Esto es una cena de domingo de las de escándalo - y para rematarlo hubo ayer cervecita (Beck's, claro) y películas ("El rey de California" con Michael Douglas y "Las hermanas Bolena" con Natalie Portman y Scarlett Johansson)...

viernes, 8 de agosto de 2008

Medallas y balcones

Hoy es 8 de agosto - o sea: empiezan las Olimpiadas (u Olimpíadas, palabro que considero queda muy feo, pero es lo que tiene la RAE, que no se deja marear por cualquiera, y si no que se lo digan a Bibiana). El caso es que, como empiezan las Olimpiadas, estoy pensando sacar la tele al balcón o esconderla en la despensa.

¿Por qué? Porque a mí los Juegos Olímpicos, como toda gran competición deportiva que se precie, me sientan muy mal. Me lo tomo todo muy a pecho (acaban fascinándome y pareciéndome trepidantes cosas tan absurdas como la natación sincronizada y el lanzamiento de martillo, os lo juro) y, además, siempre lloro en las entregas de medallas. Sí, siempre. Independientemente de si las medallas se las lleva algún español/alemán (dualidades que le entran a una con el paso de los años) o de si son chipriotas, chinos o chilenos. Me da igual que sean maratonianos, triatletas o regatistas, ni falta que me hace haber visto la competición en sí - con la entrega de medallas me basta. Siempre lloro. Porque, tontita que es una, a mí esas cosas me emocionan mucho.

Y, francamente, yo muy llorona en realidad no soy. Pero las victorias deportivas me abren los embalses de tal manera que preocupada estoy: A ver si voy a terminar deshidratada con semejante sobredosis medallíl - trescientas y pico creo que hay para repartir, y eso en menos de tres semanas. Menuda paliza para mi pobre body, ni hablar, me niego.

No termino de entender de dónde me vendrá a mí semejante vena sensible con las medallas/copas/etc... - vale que me encantan el fútbol y las carreras de Fórmula 1 y vale que me encanta nadar e incluso voy a veces al gimnasio, pero quitando eso, yo, en realidad, creo que aborrezco el deporte. No le encuentro tampoco ninguna correlación al tema con mis demás flaquezas óptico-lacrimales. A mí lo único que aparte de las medallas me hace siempre llorar son los grandes momentos históricos: la caída del muro y Hans-Dietrich Genscher en el balcón de la Embajada Teutona en Praga hablándoles a los refugiados de la RDA. Ese tipo de cosas hacen que llore siempre y que se me pongan los pelos como escarpias.

Así que como no me apetece darle a un evento organizado por el régimen chino (secundado por los mafiosos y cretinos funcionarios del COI, que es aún peor) la misma importancia histórico-emotivo-moral en mi vida que a Genscher en aquel balcón de Praga (snif), pues eso, voy a meter la tele en la despensa o a esconder las pilas del mando a distancia o algo así.

Estoy pensando volver a alquilar "Expiación", "El atardecer", "Kamchatka" y "Mi vida sin mí" para compensar mi boicot a las Olimpiadas - que la deshidratación no es buena, pero retener líquidos tampoco...

miércoles, 6 de agosto de 2008

Buñuelos de queso en salsa de tomate

hemc 25 - tomate

Me estreno en eso de los blog-eventos culinarios con algo bastante típico aquí en Alemania: los buñuelos. Los "Krapfen", que es como se llaman en estas tierras, de los teutones pueden ser de todos los tipos, formas y colores. La variante dulce (rellena de mermelada o con cobertura de azúcar o chocolate) es muy típica en Carnaval. La variante salada puede estar, como en esta receta, hecha con queso o rellena de cualquier ingrediente (por ejemplo de chucrut y bacon).

Lo del HEMC esta vez va de tomates y al tomate el queso le va estupendamente, así que ahí vamos, por banal que pueda parecer hacer de los tomates una salsa "sin más": Buñuelos salados de queso en salsa de tomate (la foto quedó el otro día fatal - estaba poniéndose de noche y había hambre)...


Ingredientes (para unos 16 buñuelos):

  • 125 ml de leche
  • 125 ml de agua
  • 70g de mantequilla
  • 130g de harina
  • 4 huevos
  • algo de sal
  • nuez moscada
  • pimienta blanca
  • 1 cucharita de postre de polvo de hornear (de sobrecito Royal de toda la vida)
  • 200g de queso (p.ej. mezclar: Emmental o Gouda y Parmesano o similar), rallado
  • algo de bacon cortado en dados muy pequeños

... Para la salsa de tomate:

  • 2 cucharadas soperas de mantequilla
  • 2 cebolletas frescas de tamaño medio
  • 4 tomates bien carnosos
  • 1 taza de zumo de tomate
  • 1 chorreón de aceite de oliva
  • 2 dientes de ajo
  • 4 cucharadas soperas de nata líquida
  • sal y pimienta (blanca)
  • albahaca fresca

Cómo se hace:
Se pone en un cazo o cazuela a calentar la leche con el agua, la mantequilla, sal, nuez moscada y pimienta. Cuando rompa a hervir, apartar del fuego e ir echando la harina y removiendo bien hasta que quede homogéneo. Una vez quede la masa bien unida, se pone de nuevo al fuego y se remueve enérgicamente con una cuchara de madera y a fuego fuerte, hasta que se separe bien de las paredes del cazo y se forme un "poso" blanquecino en el culo del cazo.

Se pasa esta masa a un bol y se le añade inmediatamente 1 huevo (incorporándolo bien a la masa); se deja enfriar un poco. Entonces se le van añadiendo uno a uno los demás huevos (3), iremos mezclando hasta que quede todo homogéneo (la masa debe quedar brillantita y con color dorado).

A la masa se le pone ahora la cucharadita de polvo de hornear.

Es ahora cuando se añaden el queso rallado y el bacon (pedacitos de unos 5 milímetros), hecho esto volveremos a mezclar bien.


Se pone a calentar abundante aceite en una sartén (atención a la temperatura: ni demasiado caliente, ni templado para que no se ahoguen los buñuelos en grasa). Se hacen bolitas con la masa (con ayuda de dos cucharas de postre que habremos sumergido primero en el aceite caliente) y se fríen en la sartén (tienen que nadar/flotar en la sartén), hasta que estén los buñuelos dorados. Tardan unos 6 a 8 minutos en hacerse; a mitad del asunto hay que darles la vuelta, claro. Cuando estén listos, los escurrimos (de grasa) en papel de cocina o similar.

Para la salsa de tomate se calienta mantequilla y se rehogan las cebolletas picadas ahí, se añaden los tomates cortados en dados y el ajo picado. Se rellena con el zumo de tomate y un chorreón de aceite de oliva y se cuece todo durante un tiempo. Se pasa esta salsa (por el chino chino o batidora) y se le añade la nata. Se adereza con sal y pimienta y con albahaca fresca.

Se extiende la salsa en el plato y sobre ella se sirven los buñuelos.

Mmm... ¡a mí esto me encanta!

lunes, 4 de agosto de 2008

Un clásico de Oriente Medio: Falafel

La semana pasada hice mi primer falafel casero... y quedó magnífico. De sabor, tal y como conozco el falafel de cualquier restaurante árabe; únicamente la consistencia me dió un par de quebraderos de cabeza - las albóndigas garbanciles (eso es el falafel) quedaron un poquito blandas por dentro. Para la próxima vez espero solucionar este asunto, de momento aquí va la receta...

El caso es que la receta es tan simple, que sólo me anoté los ingredientes:

Ingredientes (para unas 15 bolitas):

  • 250 gr. de garbanzos (o una lata con peso similar)
  • 2 cebolletas frescas pequeñas
  • 2 dientes de ajo
  • un buen manojo de perejil
  • 2 cucharitas de postre de coriandro (cilantro), molido
  • 1 cucharita de postre de comino, molido
  • media cucharita de postre de pimienta cayena o algo de chili recién molido
  • sal
  • 1 cucharita de postre de polvo de hornear (¡no levadura!)
  • 1 cuchara sopera de harina
  • 50 gr. de pan rallado

Cómo se hace:

Se puede hacer con garbanzos puestos a remojo la noche anterior, pero por ahorrar tiempo se pueden utilizar garbanzos de bote. De cualquier manera el procedimiento es el mismo: Se escurren bien los garbanzos y se ponen en un bote de batidora junto con el ajo picado y la cebolleta picada (sólo la parte blanca) y se añade el perejil. Se tritura todo bien (si estuviera muy seco y la batidora se niega a procesar dicha masa, se puede añadir un poquito de aceite de oliva o un chorrito de agua - pero sin exagerar) hasta que quede un puré uniforme.


Se le añaden al puré de garbanzos las especias (cilantro, comino, pimienta cayena y sal).

En un bol se mezcla la harina con el polvo de hornear y el pan rallado. Se une el puré de garbanzos a esta mezcla, amasando bien hasta que quede compacto.

Se procede a hacer bolitas con la masa (con ayuda de una cuchara por ejemplo), el tamaño debe ser más o menos el de una nuez. Se aplastan ligeramente las bolitas y se meten al frigorífico unos 20 o 30 minutos. Pasado este tiempo se fríen en la sartén con bien de aceite hasta que queden doradas.

Generalmente el falafel se sirve en pan pita y con alguna salsa o bien de berenjena o salsa tahina (salsa de sésamo) y ensalada, tomate, etc...

¡Buen provecho!





viernes, 1 de agosto de 2008

A contracorriente

¡Qué "individua" más individual estoy hecha últimamente! Es casi como si fuera "miembra" de mi propia realidad paralela: todo el día a contracorriente.

Después de toda una vida sin carnet de conducir (y francamente: sin echarlo en falta), un buen día, me da un antojo y ¡zaca!, no sólo me apunto a la autoescuela sino que además me compro un coche. De segunda mano, pequeñito y de bajo consumo, pero coche. Por cierto que lo he bautizado "Jacques" (pero pronunciado en plan proleta "Sssshaaaakeeee"). Dados los tiempos que andan, con los precios de la gasolina rompiendo techos un día sí y al otro también, a mis amigos les divierte mucho el tema - medio planeta deshaciéndose de sus carrozas y esta chica se compra un coche y eso que todavía ni siquiera tiene permiso para conducirlo. ¡Uy! Se me ha puesto fama de darles la espalda a todas las tendencias...

Y me lo he debido creer: El miércoles se conocía por fin la decisión del Tribunal Constitucional alemán sobre la Ley de Prohibición del Tabaco por estos lares (a diferencia de en España, los mini-bares de un solo espacio no podían elegir libremente si ser local de fumadores o local libre de humos, sino que habían pasado a ser todos, por ley, locales sin humos - como les hubiera costado la existencia ha habido un par de bares que han ido a juicio para que se determinara si esto es constitucional o no...)... Pues bien, el Constitucional ha tirado atrás esta regulación por inconstitucional y por todas partes vuelven a brotar ceniceros otra vez como champiñones... y 24 horas después de conocerse esta noticia, yo, anti-tendencias-total, por primera vez en mi vida he dejado de fumar. A medianoche del jueves - o sea, en este momento hace unas 11 horas (de momento no fumar me está resultando, como presentía, aburridísimo: no sé qué le ve la gente al no-fumar, en serio). Con lo que agustito que fumaba yo, ¡de verdad!


Como tal vez intuyáis en mi sub-tono falto de convicción: No las tengo todas conmigo... Y es que me he metido en este embolao a mí misma por un descuido de novata. Tan tranquila el domingo en el salón, intentando alargar el brunch hasta la hora de la cena por pereza de cocinar, así estaba yo cuando le entró al marido-sin-papeles ése tan guapo que tengo un ataque de tos. ¿Te has cogido un catarro?, le pregunté, estoy hecha una enfermera impresionante. "No, es del tabaco", vaya trampa que me estaba poniendo ahí el bendito sin que yo la oliera... "Hmmm, a lo mejor deberíamos dejar de fumar...", me cogió distraída con el sudoku del periódico... "Hmm, ¡vale!"... ¡¿Eh?! ¿Cómo que "vale"? ¿Ha dicho "vale"? No se supone que este hombre debería responder "vale" a una cosa así, no iba en serio... eh, jujuuu, tú, sí a tí te estoy hablando... ¿Cómo que "vale"?... Vamos, que ahí me quedó un "la cagaste, Burt Lancaster" bordao, como para incluirlo en un manual para manipuladores en formación...

Como siempre he tenido más orgullo que uso de razón no me quedó otra salida que embarcarme en el asunto, claro. Lo único que conseguí negociar fue un alto el fuego hasta la medianoche del jueves ("mira la de paquetes de tabaco que trajimos ayer del supermercado, éstos nos los fumamos, no están los tiempos para ir tirando cosas, tú"). Me había quedado un rescoldo de esperanza (el Señor K. de esto de aquí al jueves se ha olvidado ya cien veces) y esta mañana seguía pensando que a lo mejor el hombre se echaba atrás... Nainas, claro - la moraleja de esta historia: nunca metas a un vendedor profesional en tu cama - acabarás como yo haciendo dieta disociada, apuntándote al gimnasio e incluso dejando de fumar sin comerlo ni beberlo, olé sus huevos...

Así que he decidido que se va a enterar el pollo - no pienso tener ni un segundo de flaqueza, pffff.....

¡Os mantendré informados!
(Y al primero que me suelte una charla sobre lo bien que se vive sin drogas le salto al cuello, os lo juro...).

¡Uargh...!